miércoles, 28 de marzo de 2018

Palabras mayores


Hay palabras que aceptan, con el paso del tiempo y el cambio de la realidad, nuevas acepciones sin que ello suponga un ejercicio de violenta presión contra ellas. Digamos que, hasta cierto punto, admiten que se las alargue para poder cubrir esos nuevos aspectos de la realidad. Pero cuando en ésta tienen lugar mutaciones profundas, hacerlas caber en un concepto ya existente significará violentarlo porque en el fondo se está atacando el hecho en el que quieren incluirse. Es lo que pasa con el matrimonio homosexual. Aquí ha tenido lugar un cambio radical, porque la realidad que significa la unión de dos personas del mismo sexo dista muchísimo de la que significa la unión entre dos personas de distinto sexo. Son hechos mayores, muy mayores y de ningún modo menores la diferencia bio-ontológica que hay entre un hombre y una mujer y su capacidad para engendrar hijos: esto no ocurre en una pareja homosexual. Por lo tanto, pretender que una unión de dos personas del mismo sexo sea también un matrimonio es actuar con violencia contra este concepto porque se ningunea la realidad que significa. Un hecho radicalmente diferente exige una denominación conceptual distinta. Aquí no cabe ningún tipo de transacción.

1 comentario:

Josefina dijo...

Excelente.
Totalmente de acuerdo.