A Tom Hiddleston
debieron decirle que se pusiese cachas en el gimnasio pues lo suyo en Kong:
La isla calavera no va más allá de ofrecer un frente y un perfil
espléndidos en los fotogramas-postal de esta fallida película. Más sangrante es
que lo hagan también con la espléndida y bellísima Brie Larson, que es aquí la
Bella de la que se enamorará la Bestia Kong, concediéndole sólo unos muy
escasos minutos interpretativos en el tramo final de la película. Muy poco para
el bueno de Kong y muy poco también para nosotros. Como él, también nosotros nos
quedamos solos.
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