jueves, 26 de octubre de 2017

Fuegos

Los únicos fuegos que uno está autorizado a encender primero y mantener vivos después son los del espíritu, esos que hacen que no bajemos de la ola de la verdad, de la caridad, de la justicia, de la belleza. Cualesquiera otros son destructivos y tengo claro que uno debe contribuir a apagarlos, nunca a reanimarlos.

jueves, 19 de octubre de 2017

Kong

A Tom Hiddleston debieron decirle que se pusiese cachas en el gimnasio pues lo suyo en Kong: La isla calavera no va más allá de ofrecer un frente y un perfil espléndidos en los fotogramas-postal de esta fallida película. Más sangrante es que lo hagan también con la espléndida y bellísima Brie Larson, que es aquí la Bella de la que se enamorará la Bestia Kong, concediéndole sólo unos muy escasos minutos interpretativos en el tramo final de la película. Muy poco para el bueno de Kong y muy poco también para nosotros. Como él, también nosotros nos quedamos solos.

martes, 17 de octubre de 2017

El triunfo de la voluntad

Si es que entiendo algo, el nacionalismo reedita en cada ocasión “el triunfo de la voluntad” sentimental, pasional y mítica. “Inasequible a todo razonamiento” (José Borrell), si logra verse a sí mismo “proclamando” su grito independentista en las portadas de todos los mass media ya logra mucho. Que, tras su paso, todo sea tierra quemada no le importa nada pues las bajas pasiones son siempre egoístas y por ello tiránicas. Los nacionalistas son seres irracionales, pasionales, esclavos.

jueves, 12 de octubre de 2017

Los del 79-83

Ando últimamente en fregados wasaperos gracias la brillante idea de B., compañera de BUP y COU desde 1979 a 1983, la cual, tras ponerse en contacto con unos pocos compañeros y compañeras de nuestra promoción, consiguió una primera quedada en Caldas de Reyes el 23 de agosto. Después formó un grupo de wasap al que se fueron adhiriendo más y más a medida que se fue corriendo la voz. A mí me llegó a través de C., compañera también de aquella promoción, que se acababa de agregar, pero, tras oír que tenía 700 wasaps, yo, que no soy nada wasapero, pronuncié un “¡qué horror, ni de coña entro yo en ese grupo!” A los que sí estaban en él, el continuo intercambio de mensajes les sirvió para ir calentando motores y conectar emocionalmente con el pasado y llenarse de ganas de verse en el presente. Esto ocurrió en la gran quedada del 16 de septiembre, en la que, todos ya con los corazones hirvientes, se abrazaron y pasaron una jornada inolvidable. Si B., a petición mía, me hubiese agregado al grupo, también yo habría calentado motores y salido de la frialdad en la que me encontraba con respecto a aquellos años de mi vida y aquellos compañeros y compañeras de promoción. Como esto no ocurrió no fui a la comida del día 16.
Sí estuvo mi amiga Sonia, que vino desde Madrid. Al día siguiente estuvimos juntos y me dio detalle. Mi memoria comenzó entonces a caldearse aunque sólo hasta el punto de sentir curiosidad, que fue creciendo un poco más en los días siguientes al ir yo poniéndome al tanto de nuevos detalles. El martes 20 de septiembre, C., en el trabajo, con sus comentarios añadió el punto de sal que me faltaba: entré en el grupo. A estas alturas ya me acostumbré, pero la sensación de estar en un maravilloso y excitante jaula de grillos-torre de Babel-tsunami fue en los primeros días apoteósica.

sábado, 7 de octubre de 2017

El niño en la cara

Cuando X pone esa cara, parece que se le sube a ella el niño que fue hace más de cuarenta años. Surge así en él algo profundamente infantil que de momento, para mí, escapa a toda catalogación. A veces me irrita pero es mayor el asombro que me causa.