jueves, 22 de junio de 2017

Un largo etcétera (bajo el kiwi)


Terminado el libro, le envío estas letras que publico aquí con permiso del autor:

Querido Enrique:
Bajo el kiwi, he terminado de leer hace un rato Un largo etcétera. Tras la tensión-pasión de Un pábilo vacilante, sentí que la tercera entrega de tu diario-blogg bien pudiera titularse "Vuelta a la normalidad", o "Vuelta al valle" después de haber estado en la cumbre que es Un pábilo. Es un libro muy, muy sencillo, que casi no pesa, pues los niños pequeños, la una llamada Carmen, o Carmencita, y el otro Enrique, no pesan, y son ellos los protagonistas, o por lo menos los más protagonistas, de ULE, que es la puerta abierta al cuarto de sus vidas que tú nos brindas. En este sentido es el tuyo un libro muy poroso, aéreo, casi volátil. La cualidad transparente que tienen los niños, no cualesquiera niños sino estos niños que son tus hijos, impregna por completo tu libro. ¿Un casi-nada tu libro, un haiku alargado en el tiempo que dura seis años? Me gusta pensarlo así, y que leerlo haya sido como zamparse un sorbete de limón. Qué vivan los niños, qué vivan tus hijos, Carmen, o Carmencita, y Enrique.
Un fuerte abrazo.
Suso 

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