martes, 21 de marzo de 2017

4,33

Al saber no hace mucho que la obra 4,33 de John Cage consiste en que, durante cuatro minutos y treinta y tres segundos, en el escenario no se ejecuta música alguna para permitir que lo que entonces se oiga, desde una tos hasta el abrirse de una puerta, sea la única música, caí en la cuenta de que mis gustos musicales desde hace ya mucho son un continuo y puro 4,33. La cuestión entonces no es que no me apetezca escuchar música, o que frente a ella prefiera el silencio, sino que sólo me apetece escuchar la que produce la vida en torno a mí: el coche que pasa, el teléfono que suena, las pisadas de un viandante...

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