miércoles, 18 de enero de 2017

Corona a tu siervo, Señor

“Corona a tu siervo, Señor”. Esta es la petición que me vino a la cabeza ayer por la noche, cuando estaba en cama. Pensaba en mi tío Luis, a quien habíamos enterrado por la mañana en el monasterio mercedario de san Juan de Poio. El próximo diez de marzo habría cumplido ochenta y nueve años. De camino al cementerio, veíamos al fondo la ría de Pontevedra. El día que lo trajimos a esta comunidad mercedaria, una vez que entró en su habitación, lo primero que hizo fue asomarse al balcón, mirar al cementerio y decir: “Ahí está mi próxima casa”. Tenía muy claro que había venido a morir a Poio y que aquí quería ser enterrado. Se cumplió justo antes de que lo hubiesen trasladado a la residencia para los mercedarios mayores que la orden fundada por san Pedro Nolasco tiene en Salamanca. Y fue también ayer por la noche cuando fui consciente de que, un poco sin darme cuenta, en algún momento en que me quedé contemplándolo fijamente en uno de los días que pasó con nosotros en Navidad, medio le había pedido a Dios que le concediera a su siervo su más que merecido descanso y se lo llevara consigo. Mi tío Luis, debido a la falta de riego sanguíneo en el cerebro, padecía vértigos y mareos; sufría un insomnio casi crónico; cualquier ruido inesperado era para él como una descarga eléctrica que le producía un temblor espasmódico; su memoria de las cosas recientes la había perdido casi por completo y él era consciente de ello. Nadie, al verlo, podía imaginar tales cosas porque su aspecto exterior era estupendo, con un cutis fino en el que apenas había arrugas, y por eso le decían: “Padre Luis, ¡pero qué bien está usted!”. “La carcasa, solo la carcasa”, respondía él.
Y como esto va de los pensamientos que le vienen a uno a la cabeza, otro que también me vino un día fue pensar que, más allá de sus defectos, una corriente de santidad lo había acompañado a lo largo de su vida. Lo compartí con mi hermana Lucía y se mostró de acuerdo.
¿No es fenomenal haber llegado por fin a casa, tío Luis?

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