sábado, 9 de abril de 2016

Novelando a Dios

Necesitaba yo leer una novela en la que Dios estuviera presente en la vida de sus protagonistas y que estos hablaran de él, y hete aquí que la diosa fortuna, o mejor, Dios fortuna, quiso que me encontrase con Marilynne Robinson, de la que nada sabía, una escritora americana conocida sobre todo por su trilogía: Gilead (2004), En casa (2008) y Lila (2014), que me zampé en un plis plas. Todo ocurre en Gilead, un pueblo de Iowa, en torno al reverendo John Ames, un pastor congregacionalista. Si andas con apetito divino la novela que más te saciará es Gilead, en la que el reverendo Ames, viudo ya muy entrado en años y casado en segundas nupcias con la muy joven Lila, escribe una carta al hijo nacido de este matrimonio y que a la sazón tiene siete años. Todo es de una indecible ternura; todo está transido de esperanza; todo es la venturosa aventura de los hijos de Dios, la de John Ames sobre todo que se complace a su vez en la vida de su hijo, bendito regalo, gracia inesperada y de última hora. Y están después su jovencísima y segunda mujer Lila (sobre ella precisamente versa la tercera novela de la trilogía, Lila), su gran amigo el reverendo Jack Boughton, los hijos de este, sobre todo el díscolo, extraviado e incomprensible Jack (él y su hermana Glory protagonizan la segunda novela, En casa, fascinante también, compungida y gloriosa), y otros. Todo un grandísimo hallazgo para mí.
Y de mujer a mujer y de trilogía a trilogía, estoy ahora con Cristina Lavrans, de Ingrid Undset, escritora noruega a la que le concedieron el premio Nobel en 1928. Le tenía ganas yo a esta trilogía desde hace ya mucho tiempo, al menos desde el año 2001, cuando leí su Olav Audunssön, obra extraordinaria. Aquí se novela a Dios de otra manera, en plena época medieval y en Noruega, pero resulta ser el mismo Dios, bendito por los siglos de los siglos amén.

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