Hace unos días fue noticia
en los media la protesta de los
actores negros por la falta de candidatos ídem
a los Globos de Oro y a los Óscars. Algunos de ellos, como Will Smith, no
acudirán a la entrega de estos últimos para escenificar su protesta. Si aquella
falta de candidatos negros obedeció a motivos racistas, es decir, si hubo
críticos en lo que se refiere a los primeros, los Globos, y miembros de la
Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas en lo que se refiere a los
segundos, los Óscars, que no votaron a quien lo merecía porque era negro (o
negra), entonces mi reprobación es también absoluta y, de ser yo actor negro,
no acudiría tampoco a la ceremonia de la entrega de los premios de la Academia.
Y puestos a ser algo, de ser yo Leonardo di Caprio, quien merece pero ya que le
den el Óscar, porque es un actorazo, porque me cae bien y porque lucha contra
el cambio climático (en este punto está en pie de guerra con el papa Francisco,
a quien visitó no hace mucho), mis palabras, es decir, las de Leonardo di
Caprio, tras recibir la “codiciada estatuilla”, serían las que siguen: “Dedico
este Óscar a Alfre Woodard, Angela Basset, Chiwetel Ejiofor, Cuba Gooding Jr., Dany
Glover, Denzel Washington, Don Cheadle, Eddie Murphy, Forest Whitaker, Gabourey
Sidibe, Halle Barry, Jamie Foxx, Jeniffer Hudson, Laurence Fishburne, Lupita Nyong’o,
Morgan Freeman, Pam Grier, Queen Lattifah, Rosario Dawson, Samuel L. Jackson, Sidney
Poitier, Spike Lee, Steve McQueen, Thandie Newton, Viola Davis, Wesley Snipes, Whoopi
Goldberg, Will Smith, por mencionar solo a algunos de nuestros grandes
compañeros negros. Es para vosotros, chicos”.
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