Tan importante como repasar
el mal que hemos hecho es olvidar nuestras buenas obras. Pero acaso no está de
más un recuerdito de este nuestro buen hacer los días en los que nos creemos
malos malísimos, no más que por ahuyentar la desesperación. ¿Y un recuerdo de
nuestro mal hacer? También, para corregirnos de nuestra presunción.
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