En su día, mi más antigua amiga, Sonia, y yo
hablamos de hacer algo especial el año en que nuestra amistad cumpliera sus
bodas de plata. Al final no hicimos nada pero ya fue especial pensar en hacer
algo especial. Mi amigo Stefan, de un tiempo a esta parte, menciona muchas
veces los años que llevamos siendo amigos. No sería mala idea que la amistad
tuviese sus bodas de plata, de oro, de platino y de cuantos metales preciosos
haga falta. El año que viene, el 2016, hará veinte años que Andreas y yo nos
conocimos haciendo el camino de Santiago, el Jacobusweg para él. Por eso nos
hemos comprometido a quedar pues llevamos muchos años sin vernos: otra
celebración de unas bodas de la amistad.
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