jueves, 29 de octubre de 2015

El hombre del paraíso

La doctrina del pecado original no se sostiene si no hubo una situación paradisíaca y un primer pecado históricos. Si, contra la imagen de aquellos antepasados nuestros, feos y peludos, tan parecidos todavía al mono, sentimos que se alza dentro de nosotros una objeción “estética” que los invalide como posible “Adanes” y “Evas”, acudamos entonces al siguiente texto de C.S. Lewis, como siempre extraordinario: “No tengo la menor duda de que si el hombre del paraíso apareciera ahora entre nosotros, lo consideraríamos un completo salvaje, una criatura a la que explotar o, en el mejor de los casos, tratar con aire protector. Solo uno o dos, los más santos de entre nosotros, se tomarían la molestia de mirar por segunda vez a la criatura desnuda, desgreñada, de poblada barba y hablar torpes; mas, tras algunos minutos, se postrarían a sus pies” (El problema del dolor). Corta la respiración, ¿verdad?

No hay comentarios: