miércoles, 30 de septiembre de 2015

La brecha

¿No debería reconocer el pro taurino que el toro sufre en la plaza? Porque es evidente que sufre. De hacerlo, ¿se abriría una brecha en su defensa de las corridas de toros? Ocurre aquí lo mismo que en su día ocurrió con la ley antitabaco: sus críticos, adalides de la libertad, no reconocieron nunca el derecho que tenía el no fumador a verse "libre" de humos indeseados e indeseables. ¿Temían la brecha? El caso más fragante es el de muchos defensores del derecho al aborto. Si reconocieran que lo que eliminan es algo más (“alguien más”, habría que decir) que un mero conjunto de células, ¿cuán grande sería la brecha?
Pero vuelvo al tema de los toros. ¿Qué dirían ustedes, señores y señoras pro-taurinos, si en el lugar del toro estuviese su perro, o un oso panda, animal entrañable donde los haya? Pues lo que nunca le haríamos a nuestro perro o a un oso panda no se lo hagamos tampoco al toro. No teman la brecha.

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