lunes, 28 de septiembre de 2015

Es complicado

Cuando se pusieron a hablar de la vida conyugal la expresión que más sonó fue “es complicado”. Después de escucharlos durante un rato lancé la comprometedora pregunta: “¿Pero merece la pena?” “Haber tenido hijos fue una alegría”, dijo uno, mientras la cara de su mujer reflejó cierto descontento. El segundo dijo que en el caso de que se divorciara tenía claro que no se volvería a casar. Y, finalmente, el tercero, el más rocambolesco, remató la faena diciendo que le gustaría ser mujer para poder tener hijos sin el concurso de una pareja, para algo están los bancos de semen. Yo saqué el caso de X e Y, también conocidos por uno de los presentes, como ejemplo de matrimonio de excelente rodar. “Sí, pero de esos hay uno por cada mil”, añadió alguien. Mentiría si dijera que la atmósfera estuvo presidida por una sensación de fracaso o amargura. Había más bien un fondo de realismo y hasta de cierto humor, y la conciencia de que el paso de los años les había concedido cierto savoir faire. Ciertamente, es complicado.

No hay comentarios: