Al final, el amigo, la amiga, es el que está
ahí, la que está ahí, medio olvidados unos de otros a veces: problemas de
agenda, distancias geográficas, perezas del corazón... Pero están ahí, estamos
ahí sin duda, y llegado el momento resurgimos unos para otros como una potente
llamarada o un río que salta.
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