sábado, 20 de junio de 2015

El ojo vago

Es posible que en alguna etapa anterior de mi vida fuera una persona realmente observadora, sobre todo de la gente, y que lo hiciera saber al hilo de una conversación que lo demandase: “Yo es que soy una persona muy observadora...”. Ahora ya no lo soy, y leyendo Ventanas de Manhattan, de Muñoz Molina, me doy todavía más cuenta de ello: no, no soy el observador atento, detallado y minucioso que es él y que le permite dar cuenta de todo lo que ve con golosa delectación, que llega a fatigarle a uno. Mi mirada se ha hecho más vaga y menos exacta, más contemplativa y menos curiosa, más panorámica y flotante y menos escrupulosa. Vivo con ojo vago y adentradizo, con otro tipo de atención, más pendiente quizá de rumores interiores, de rastros de nubes, de sonoridades lejanas.

No hay comentarios: