miércoles, 5 de noviembre de 2014

El director de cine

En Ciudad Rodrigo conocí por primera vez en mi vida a un director de cine. Cuando me lo presentaron, jocosa pero muy seriamente le hice una reverencia y exclamé: “¡Un director de cine!” Se llama Pablo Moreno, tiene 31 años, es miembro del Consejo Pastoral de la diócesis de Ciudad Rodrigo, responsable de su Delegación diocesana de Evangelización y Nuevas Tecnologías, gerente y socio fundador de la productora audiovisual Contracorriente Producciones, de la mayoría de cuyos trabajos es también el guionista y director, etc. En la sede de esta productora es donde nos presentaron y no tardé ni un segundo en pedirle que me dedicara la película que nos acababan de regalar, Un Dios prohibido. Así, en la carátula, por la parte interior se lee: “Para Suso Ares, con cariño de Pablo Moreno. 29-8-14”. Cuenta los hechos que terminaron con la muerte de los miembros de la comunidad claretiana de Barbastro (Huesca), en los inicios de la Guerra Civil. Con una buena dirección de actores e interpretaciones convincentes, la película es simplemente correcta; el personaje que interpreta Elena Furiase, la republicana que se enamora de uno de los jóvenes claretianos, está metido con calzador y resulta completamente inverosímil: es el fallo más gordo de este film. Ojalá que en un futuro Pablo Moreno obtenga los medios suficientes para rodar una película que sea un gran éxito de crítica y público: si cuenta una historia temáticamente cristiana, mejor que mejor, una, por ejemplo, cosa que se me ocurre ahora, que de capítulo en capítulo alumbrase figuras del evangelio: Zaqueo, la samaritana, José de Arimatea, Nicodemo, la hemorroisa, la sirofenicia, el buen ladrón, el centurión creyente, el joven rico, María Magdalena, etc. Esto nos vendría muy bien, faltos como estamos de intelectuales y artistas católicos de prestigio. Los que hay se cuentan con los dedos de una mano. ¡Ojalá que necesitemos muchas manos para contar los que haya en un futuro!

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