miércoles, 12 de noviembre de 2014

Digámonos sí

Que no, que no quiero hacer prospecciones en tu alma como quien busca petróleo en el fondo marino. No busco nada en ti sino que te busco a ti y por eso mi mirada jamás te penetrará como un cuchillo. Puedes por tanto sentirte a salvo: no es la codicia de poseer sino el ansia -¿el amor?- de conocer lo que me guía. Me detendré siempre en tu umbral, no querré ni podré ir más allá, salvo que tú me invites a entrar. Que salte siempre tu no ante el codicioso pero acaso ganemos algo los dos si a mí me dices sí. El mío, que te abre mi mundo, lo tienes ya por descontado.

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