Que no, que no quiero hacer prospecciones en
tu alma como quien busca petróleo en el fondo marino. No busco nada en ti sino
que te busco a ti y por eso mi mirada jamás te penetrará como un cuchillo.
Puedes por tanto sentirte a salvo: no es la codicia de poseer sino el ansia
-¿el amor?- de conocer lo que me guía. Me detendré siempre en tu umbral, no
querré ni podré ir más allá, salvo que tú me invites a entrar. Que salte
siempre tu no ante el codicioso pero acaso ganemos algo los dos si a mí me
dices sí. El mío, que te abre mi mundo, lo tienes ya por descontado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario