jueves, 16 de octubre de 2014

Suspensión de los sentidos

Ayer he tenido un pequeño tramo de vida inconsciente, la que correspondió a la limpieza del mesado de mármol que rodea a la cocina de leña y sobre el que comemos. Me ha ocurrido otras veces: no me abstraigo cuando friego la vajilla o paso la fregona sino justamente en el momento de fregar el mármol. Es curioso. ¿Y a dónde se va uno exactamente en esta suspensión de los sentidos provocada por el pensamiento absorto de una idea, que ocurre también en la llamada conducción inconsciente al mando del volante, en la que atravesamos un pueblo y después nos damos cuenta de que no nos hemos dado cuenta, valga la redundancia, de que lo hemos atravesado? Si fuera uno un místico pues vale, al séptimo cielo nos hemos ido, pero no siéndolo vaya a donde vaya no se va uno ni al primero.

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