Ayer he tenido un pequeño tramo de vida
inconsciente, la que correspondió a la limpieza del mesado de mármol que rodea
a la cocina de leña y sobre el que comemos. Me ha ocurrido otras veces: no me
abstraigo cuando friego la vajilla o paso la fregona sino justamente en el
momento de fregar el mármol. Es curioso. ¿Y a dónde se va uno exactamente en
esta suspensión de los sentidos provocada por el pensamiento absorto de una
idea, que ocurre también en la llamada conducción inconsciente al mando del
volante, en la que atravesamos un pueblo y después nos damos cuenta de que no
nos hemos dado cuenta, valga la redundancia, de que lo hemos atravesado? Si
fuera uno un místico pues vale, al séptimo cielo nos hemos ido, pero no
siéndolo vaya a donde vaya no se va uno ni al primero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario