Ya le valió al uno decir “¡San Francisco
Franco!”, con exaltación nerviosa, y al otro escribir “MAS (Más Asqueroso
que Satanás)”. Sí, ya les vale. Al primero se le puede perdonar ese
franquismo cerril que no puede evitar ver en el Caudillo al sagrado custodio de
las verdades de la patria hispana, de la gran fe de los españoles, etc. Pertenece
a una generación que ve las cosas así y que siempre le echará un capote,
disculpándole, o directamente alabándole, a Francisco Franco. Pero el segundo,
insultar así a Artur Mas. Por favor, que discrepe lo que quiera y que lo
critique cuanto quiera, como hacemos muchos, pero que no le salgan espumarajos
por la boca: parecerá que es él el que tiene una legión de demonios dentro.
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