miércoles, 24 de septiembre de 2014

Como me ves, te verás

Siempre me veo en los ancianos: son el espejo de mi futuro. Ya lo dice el dicho: “Como te ves, me vi; como me ves, te verás”. Sí, este “como me ves, te verás”, cuando me cruzo con una persona mayor (ahora casi todos son, “somos”, mayores), acude muy a menudo a mi cabeza. ¿Y me veré como el anciano decrépito, encorvado, más lento que una tortuga, ausente, un niño completamente envejecido? ¿O seré tal vez el anciano que goza de buena salud, que anda derecho y ligero, con sonrisa ancha e inteligencia fresca? Ni que decir tiene que en qué grupo quiero verme enrolado. Con un poco de suerte, y juzgando por lo que observo a mi alrededor, a los 80 se puede estar todavía razonablemente bien. Y si se tiene en cuenta que la esperanza de vida actual de los españoles está en torno a los 82 años, uno podría llegar al final de los días con una razonable buena salud. Más allá de esta línea estadística, quién sabe. Aunque, claro, quién sabe también más acá de esta misma línea. El caso es que puede que me queden 30 años de vida activa. A ver qué hago con ellos. 

No hay comentarios: