A la vida le sienta bien su poquito de
temor, su poquito de temblor.
Dios ningunea los pecados del hombre.
La falta de sueño y la falta de sueños nos
hacen infelices.
El santo es el hombre que permite funcionar
a Dios a pleno rendimiento.
Ya no necesita espejos quien ama a los
hombres y ama a Dios: se ve en ellos.
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