¿Hay mejor combinación paisajística que la
de montañas y lagos? En la Austria alpina pude comprobar hasta qué punto componen
una pareja perfecta. El lago compone un hiato delicioso en medio de la bravura
de las montañas: en él se amansan las primeras. A cambio el lago se sabe
protegido por ellas, circuido por mil capitanes.
A mí me encantan los lagos porque son un mar
a escala humana. Demasiado infinito éste, inabarcable para el ojo humano,
temible siempre. El lago en cambio, un
mar en miniatura, nuestra mirada lo alcanza, y no ruge como un monstruo cuando
los vientos lo embravecen.
2 comentarios:
Buenos días Suso. Se ve que la Montaña unida a ese mar en miniatura mueven el alma a perfección, con tal fuerza, que en lo inito se produce el amoroso encuentro con el Infinito.Un abrazo.
Buenas tardes, xtobefree. Ya dijo San Juan de la Cruz que "vestidos los dejó de su hermosura", y así nos "hermosea a nosotros".
Un abrazo.
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