¿Son los líderes políticos
los que deben encabezar los proyectos que ilusionen a los ciudadanos? ¿Hasta
qué punto depende de ellos la cohesión de una sociedad? ¿Una desilusión
política acarrea inevitablemente una desilusión social y moral? ¿Qué cuota de
liderazgo les corresponde a los representantes políticos y cuál es exactamente
su tipo dentro de lo que podríamos denominar “el liderazgo de una sociedad”? En
tanto no fallen los líderes de otros ámbitos, ¿cuánto importa que fallen los
del ámbito político? ¿Se espera de los políticos demasiado y por ello equivocadamente?
¿En qué medida son ellos mismos los responsables de esta “equívoca demasía”?
¿Qué errores les imputamos injustamente, que culpas cargamos sobre ellos, cual
chivos expiatorios, sin que en realidad las tengan? ¿Una sociedad fuerte no es
aquélla que no se deja quebrar aunque quiebre la clase política?
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