miércoles, 30 de abril de 2014

La herida

La herida curó bastante pero no tanto que llegase a convertirse en cicatriz. Sólo esto puede explicar los gritos y lágrimas de X, desproporcionados, tras las palabras de Y. Éstas, paradójicamente, aun siendo recriminatorias, contenían al mismo tiempo un profundo halago. Espero que con el paso de los días X se percate de ello. Sin embargo la escena, al recordarla ahora, resulta extraña, misteriosa, no del todo inteligible, salvo que desde ella se extienda hacia atrás una lupa que permita ver la historia de su herida. Pero ni siquiera así llega la luz a ser suficiente para comprenderla del todo. Algo, o mucho, se me escapa. Una redacción novelada de la misma quizá la colocase en el lugar ideal para entenderla más y mejor.

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