“Sólo pasó un año”, dije hace poco al
recordar un suceso, cuando hasta hace nada habría dicho “ya pasó un año”. Voy
camino de cumplir los cuarenta y nueve y desde mis treinta hasta mis cuarenta y
siete años lo que uno vivió fue el paso raudo del tiempo. Por eso me tiene
asombradísimo que, desde hace más o menos dos años, viva ahora un tiempo que
transcurre lentamente, sin voracidad, parsimonioso. Es algo que nunca hubiese
esperado y no sabría decir qué produjo tal cambio. ¿Algún tipo de plenitud tal
vez, a la que pertenecería en propiedad un tiempo quedo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario