Cuando vemos venir de frente
a un conocido con el que enseguida nos vamos a cruzar, a determinada altura
bajamos la mirada y la cabeza. ¿Por qué lo hacemos? ¿Por timidez? Creo que no, o
no sólo, pues me parece que también los que no son tímidos lo hacen. Sólo
cuando ya estamos a punto de cruzarnos levantamos la cabeza y nos saludamos.
Antes de este momento algo indica que obligatoriamente nos sometemos, que si no
bajásemos la mirada faltaríamos a no sé qué cortesía o humildad. Cuando ya no
hay distancia entonces sí que hay que mirarse, es lo esperable y lo exigible.
En los metros previos, los que van de la media distancia al momento del cruce,
sólo inclinándonos no faltamos a algún tipo de respeto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario