sábado, 9 de noviembre de 2013

Sí, lo soy

¡Qué ejemplo nos dan los enfermos crónicos y más si además son plurienfermos! R, con 54 años, me dijo hace un rato: “Pregúntame lo que no tengo”, con una amplia sonrisa, la que siempre lleva. Cuando ya se iba le dije: “No pierdas esa sonrisa”. “No, puedes estar seguro”. Y “eres un ejemplo”. “Sí, lo soy”, contestó sin sombra de infatuación.
Su sonrisa-risa es su salvavidas, su paraguas, su flotador, la que le permite ser barona de Munchausen siempre en pie, al menos mientras está a la vista y le toca a ella ser la animadora, que le toca tantas veces. Después, a solas, en su habitación, tiene todo el derecho a venirse abajo, y a llorar, y a ponerse triste, a ser por unas horas columna rota sin fuerzas para mantenerse erguida.

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