Hay momentos en que quisiera poner el reloj a cero y no saber
nada: volver a ser ingenuo, como un niño, volver a ser inocente, como un santo.
Hay momentos en que me pesan las cosas y quisiera desnudarme, como lo hizo san Francisco: “ligero de equipaje”, o incluso sin ninguno, ir “como los hijos de la mar” (Antonio Machado).
No hay comentarios:
Publicar un comentario