martes, 31 de diciembre de 2013

Las manos


The damn family in their car
(Mary Ellen Mark, Los Ángeles, 1987)

Las manos del padre, sosteniendo los brazos de su mujer, a la que rodea con los suyos. La mano leve de la niña, que no sabemos si acaricia la cara de su hermano, si la sujeta, si la atrae hacia sí. La mano izquierda del niño en el brazo caído. Las de la madre no se ven, las ocultan las manos de su marido. Ella, languideciente, nos mira sin mirarnos: sus ojos parecen perdidos. ¿Podrá evitar el padre que se le escurra, substraída por el peso de la vida? Pudiera estar muriendo, agonizando, sin que ninguno lo sepa, tampoco ella.

lunes, 30 de diciembre de 2013

A la luz

Lo que encuentro, al recogerme, lo suelto al despertarme.

Lo que uno da a luz lo da a la luz, para que en ella vuele libremente.

sábado, 28 de diciembre de 2013

El hueco

A veces sondeo la soledad futura adelantando el hueco que dejarás al morir. Será sagrado: nadie podrá ocuparlo.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Entra la luz

Entra la luz en el hueco creado por los brazos cruzados que se apoyan sobre la mesa y la cabeza que descansa sobre ellos. ¿Qué pensaría quien te viese así? ¿Que dormitas, que piensas, que te dueles, que rezas?

Mi cabeza se acuesta en los brazos que, cruzados, descansan sobre la mesa. Encuentra cosas.

jueves, 26 de diciembre de 2013

¿Salvar el fuego?

Corrían tiempos surrealistas y Jean Cocteau, según se cuenta, a la pregunta de qué cosa salvaría del museo del Louvre en caso de incendio, contestó que el fuego. Aunque no hay que retrucar a lo que no deja de ser una boutade, me apetece decir que este fuego que él preservaría lo tenía a su alcance en las cerillas o el mechero que tal vez llevase en su pantalón, y en otros millones de sitios a lo largo del mundo: no así todas las obras de arte del Louvre que el fuego estaría destruyendo. El fuego se repone; la Gioconda o la Victoria de Samotracia no.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Dios es desconcertante

Dios es desconcertante, escribe más de una vez Javier Gomá en Necesario pero imposible, siempre en cursiva. No pocas veces se le habrá aplicado a Dios este adjetivo dentro de la tradición cristiana. Pero lo entenderíamos mal si pensásemos que le es esencial a Dios desconcertar al hombre, sorprenderlo por aquí cuando éste lo esperaba por allí, como si jugase con él al escondite. Precisamente a esto, al escondite, no ha jugado, toda vez que se ha revelado del todo y para todos en el Hijo. Hablaríamos por eso con más propiedad si dijéramos que Dios nos desconcierta porque, dadas la profundidad y libertad infinitas de su amor y su sabiduría, es inevitable que lo haga, en beneficio siempre de una paz que nos sane con mayor fuerza cada día.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Dos preguntas esenciales

¿En qué lugar? ¿En qué tiempo? Dos preguntas esenciales para quien cree en la Encarnación, y todo es encarnación.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Siempre así

Tiene que ser eso, justamente eso, el tono amable, el intercambio tranquilo de logoi -razones y palabras-, las miradas suaves: siempre así y nunca, nunca, de ninguna otra manera.

martes, 17 de diciembre de 2013

Contemplar, escudriñar

El que contempla no escudriña, decía aquí. Los propios vocablos se adecúan a sus significados. Así “contemplar”, con sus vocales abiertas, señala magnas latitudes, grandes espacios, que sólo pueden ser contemplados y no escudriñados. “Escudriñar”, por el contrario, con esa “u” y esa “i”, vocales cerradas, con ese “cudri” que parece un bisturí, apunta a algo pequeño, cerrado, a lo que hay que acercarse mucho para verlo, para es-cudri-ñarlo, nunca para contemplarlo.

lunes, 16 de diciembre de 2013

La religión del "y"

Sed astutos como serpientes y sencillos como palomas.

Somos siervos inútiles y conseguimos recompensas en el cielo.

Un ángel lo confortaba y sudaba sangre.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Las puertas

Hay personas que leen muy poco o nada, vale, pero tienen una gran cultura cinematográfica, como X, o una gran cultura histórica gracias a los documentales de la BBC que no dejan de ver, como G, o una gran cultura viajera, como P, etc. No han abierto las puertas de la lectura pero sí otras que también son cultivadoras, por las que se accede igualmente a esos otros mundos de los que tanto hablamos cuando referimos las bondades de la literatura.
Sólo las personas chatas, sin vuelo, que no abren puertas ni tienen curiosidad por ellas, se quedan en este mundo.

viernes, 13 de diciembre de 2013

El cielo

Con respecto a la existencia del cielo no hay en mi fe ninguna sombra de duda. Casi diría que lo veo, que está ahí, al otro lado, o ya en éste.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Los recuerdos

Una escena de una película en la que una chica le dibujaba a su hermana un reloj en la muñeca me recordó que también nosotros lo hacíamos de pequeños, y que nos pintábamos unos a otros bigotes, círculos en las mejillas y más cosas. Los recuerdos están ahí: sólo esperan el caldero que baje hasta el fondo de la memoria y los suba.

martes, 10 de diciembre de 2013

Antes del cruce

Cuando vemos venir de frente a un conocido con el que enseguida nos vamos a cruzar, a determinada altura bajamos la mirada y la cabeza. ¿Por qué lo hacemos? ¿Por timidez? Creo que no, o no sólo, pues me parece que también los que no son tímidos lo hacen. Sólo cuando ya estamos a punto de cruzarnos levantamos la cabeza y nos saludamos. Antes de este momento algo indica que obligatoriamente nos sometemos, que si no bajásemos la mirada faltaríamos a no sé qué cortesía o humildad. Cuando ya no hay distancia entonces sí que hay que mirarse, es lo esperable y lo exigible. En los metros previos, los que van de la media distancia al momento del cruce, sólo inclinándonos no faltamos a algún tipo de respeto.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Barro

Hay algo peor que ser vasija de barro: ser sólo barro. Y hay algo peor que ser barro: ser sólo barrizal.

sábado, 7 de diciembre de 2013

El concepto de pecado

El “además” del concepto de pecado con respecto a las distintas nociones que nombran el mal moral es su verticalidad, el entrar de lleno en el mundo sobrenatural. Si el amor, que decía Dante, mueve el sol y las estrellas, el pecado los paraliza: golpea de lleno el corazón de Dios. Además de contra sí mismo, contra el prójimo y contra la creación, el mal es también un “contra Dios” porque es lo más contrario a él. Una vez que se hace hombre -y ya en el Antiguo Testamento de alguna manera había comenzado Dios a hacerse hombre- a Dios le afecta todo lo que el hombre hace: el bien, diciéndolo, el mal -el pecado- contradiciéndolo.

viernes, 6 de diciembre de 2013

La pequeña y la mayor

Son hermanas y me cruzo con ellas algunas las mañanas, camino yo del trabajo y camino ellas del colegio. Da gusto verlas. La pequeña debe tener cuatro o cinco años y la mayor ocho o nueve. Van agarradas de la mano, muy en su ser cada una: en su ser de pequeña la pequeña y en su ser de mayor la mayor. La primera se siente protegida y la segunda se sabe protectora. Son preciosos sus rostros limpios, tan abiertos. Los niños están siempre en el paraíso.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Sin esquinas

Uno sabe cuando está ante una persona transparente, sin esquinas. La experiencia posterior no suele desmontar esta impresión primera; más bien lo contrario, la ratifica. Siempre tan al alcance de la mano, estas personas son fundamentalmente buenas; no tienen las dobleces que necesita el mal para esconderse. La expresión despierta, la mirada viva, la sonrisa pronta: hay millones de ellas por el mundo.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Su vacío, su plenitud

Tanto como nos dio noticias de sí mismo su presencia, nos las da ahora su ausencia. Su vacío nos informa: antes lo hizo su plenitud.

martes, 3 de diciembre de 2013

Volverán

Ha vuelto el “Volverán las oscuras golondrinas...” sin que sepa yo qué tecla misteriosa lo ha pulsado. Tras aprenderme de nuevo los versos que no recordaba, me paso los días recitándolo. La verdad es que el poema de Bécquer es precioso y perfecto.
Y volviendo él ha vuelto también, como un eco, el “¿Qué se hicieron...?” de Jorge Manrique. Así ando, con Bécquer, haciendo afirmaciones sobre el futuro y sobre el presente y con Manrique, haciéndole preguntas al pasado.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Que más da

El “que más da” del cínico.
El “que más da” del desesperado.
El “que más da” del indiferente.
El “que más da” del sabio.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Vida verdadera, vida plena

M. dice querer la vida verdadera, yo la vida plena. Los dos queremos lo mismo si bien ella pone más el acento en las mentiras, engaños y falsedades de la vida, mientras que yo lo hago en sus limitaciones, servidumbres y fatigas.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Brokeback Mountain

El final de Brokeback Mountain es de una tristeza desoladora. Ennis del Mar (Heath Ledger), tras haberse despedido de su hija, se queda solo en su caravana. Coge un pantalón tejano, lo huele, lo dobla y lo coloca en el armario. En la puerta está colgada la camisa azul de Jack Twist (Jake Gyllenhaal), lo único que le queda de él: la abrocha muy despacio, acariciándola; a su lado hay una foto de la montaña de Brokeback sujeta con un clavillo, que endereza. Sus ojos doloridos, humedecidos, te rompen. La puerta del armario se cierra y un ventanuco nos deja ver lo que hay fuera de la roulotte, no sabemos si un vacío o una esperanza.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Aforística

¿Somos el remedio o somos la herida? A veces las dos cosas. 


A la fe no hay que pedirle evidencias sino confianzas. 

El que contempla no escudriña.

En el cielo ya no habrá que esforzarse.

Amar a los enemigos es la mejor manera de defenderse de ellos.

El sabio nunca sube el tono. No lo necesita para tener razón.

Aceptar la brillantez si viene de suyo.

Los ojos cerrados guardan lo que han recogido los ojos abiertos.

Los humildes son los seres más inteligentes del mundo: saben lo que vale.

La palabra es a la boca lo que la llama al mechero.

Quien pretende deslumbrar no busca la verdad sino que se vea la cola de pavo real de su inteligencia.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

lunes, 25 de noviembre de 2013

El pasado eterno

Durante la vida temporal el pasado lo traemos a nuestra memoria, lo hacemos presente por medio del recuerdo. En la vida eterna, ¿cómo será esto? ¿Qué será recordar, hacer memoria, en una vida ya sin ningún tipo de limitación? ¿De qué modo inconcebible se volverá lo pasado pasado un pasado presente, un pasado presente eterno?

sábado, 23 de noviembre de 2013

El tiempo en tiempos distintos

No puedo meterme en su piel y recordar cómo se vive el tiempo cuando tienes 13, 14, 15 años. Él lo está viviendo ahora y yo estoy viviendo el mío, tan disímil. Esta convivencia de tiempos distintos también se dio cuando era yo el adolescente mientras el de mi entorno adulto estaba donde estoy yo ahora. Qué misteriosa es esta diferente conjugación en edades distintas del mismo verbo, el mismo tiempo en el que, unos con una edad y otros con otra, todos vivimos.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Ve visiones

M. me habló de un monje cisterciense de Osera que tiene “visiones” y que el contenido de una de ellas es la caída masiva de hombres y mujeres en el infierno. Tal cosa me puso de los nervios, en primer lugar porque yo deseo y espero que la densidad demográfica del infierno sea igual a cero. Hemos de aclarar que el infierno no es el lugar o el estado al que nos envía Dios sino el lugar o estado al que se envía uno mismo cuando, por activa, por pasiva y por eterna, dice no a Dios, a los demás y a la creación. Tiene eternamente lo que eternamente quiere: un NO a todo lo que no es él, si bien el tiro le sale por la culata porque acaba obteniendo también un redondo NO para sí mismo. El tipo, al llevarse infernalmente con Dios, hombre y mundo, se lleva infernalmente consigo mismo. Tan encerrado está en si mismo, en soledad perfecta, que queda en absoluto desacuerdo consigo misma, odiándose.
Pues bien, yo deseo que esto no ocurra, que nadie se enquiste de tal manera por decisión propia que quede fuera del alcance de Dios. Me gustaría que se hiciese realidad lo que Dios quiere: “que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2, 4), y todos son todos.
Pero mejor le doy la palabra a mi querido y añorado Juan Luis Ruiz de la Peña (1937-1996), que tanto y tan bien escribió sobre estos temas:
“... a los que dicen no poder creer en el infierno habría que preguntarles si tampoco creen en los infiernos actualmente vigentes. Quienes reconozcan que se dan en la historia, con una constancia de pesadilla, situaciones auténticamente infernales, deberán admitir la aptitud del hombre para instaurar y consolidar lo que la fe llama infierno: una situación de malversación de lo humano, de perdición. Si existen los infiernos intrahistóricos, puede existir el infierno metahistórico; en aquéllos está hecho el ensayo general de éste, están ya dados sus ingredientes básicos.
No se olvide que estamos hablando de posibilidad, no de facticidad. El paso de una a otra no le es lícito darlo al teólogo, ni siquiera en la iglesia (aquí remite a la siguiente nota a pie de página: «Ni en la Escritura ni en la tradición de la fe católica se dice con certeza de un ser humano, sea cual fuere, que se encuentra realmente en el infierno»: Von Balthasar [...] «La Iglesia no ha dicho jamás de un hombre concreto que estaba condenado»: J. Auer). Los cristianos no podemos excluir categóricamente que la gracia va a triunfar de hecho (por supuesto, respetando la libertad humana) en todos y cada uno de los casos, que el mortalmente pecador va a dejarse tocar por la misericordia perdonadora de Dios para «convertirse y vivir». No tenemos derecho a excluirlo; pero tampoco tenemos derecho a exigirlo. Lo único que podemos -y debemos- hacer es esperar y rogar a Dios para que así sea. Nos es lícito nutrir, no ya la certeza, pero sí la esperanza de la salvación de todos” (La pascua de la creación).

“Ve visiones”, digo yo ahora del monje cisterciense.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Dar la cara

“Que dé la cara”, decimos, cuando retamos o exigimos a alguien para que, después de haber hecho algo reprobable, comparezca y de razón de su acto. Y muchas veces la expresión va seguida de un “si se atreve”. Fuera de este contexto polémico, “dar la cara” es lo que todo hombre debe hacer, como persona situada en el mundo, ante sí mismo, ante los demás y ante Dios. Pero antes que un deber ya es un hecho inmediato: no se es ni se está en el mundo sin dar la cara, o dicho de otra manera, sin ofrecer un rostro. Ser persona es en primerísimo lugar ser un rostro y es imposible esconderlo. La posible exigencia o petición posterior -“da la cara”, “muéstrame tu rostro”- parte del hecho de que previamente ya uno es lo que es y quien es porque da cara, porque muestra rostro.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Marta y María

Si Jesús entra en tu casa lo primero que hay que hacer es adorarle, estar junto a él, escuchar su palabra. Insistamos, es lo primero: él no es cualquiera, es el Señor. Después, claro, servirlo.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Por fin en casa

En el cielo se acabará el “tener que”. Haremos lo que queramos, querremos lo que hagamos.
Será, sí, un “por fin en casa”.
Ya no habrá tensiones entre desear estar a solas y desear estar acompañado, desear caminar y desear estar sentado, desear salir y desear quedarse, desear viajar y desear permanecer en casa, desear estar despierto y desear estar dormido, desear los sonidos y desear el silencio, desear hablar y desear permanecer callado, desear desear y desear no desear.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Qué par

Yo y mi perfeccionismo, mi perfeccionismo y yo, ¡qué par! De los dos el mejor soy yo, por supuesto. Él, en cambio, venga a chinchar, a tirarme de la oreja, a darme golpes en la nuca. No para, el tío, y mira que es cansado lo suyo. Pero a ver quién le dice que se coja unas vacacioncitas, si puede ser en Australia. Pero no, él es estajanovista, “para servirle a usted, señor mío”. 

viernes, 15 de noviembre de 2013

miércoles, 13 de noviembre de 2013

El tifón Haiyán

Hombres volátiles, sí, que aparecen en las ramas de los árboles, pero colgados y muertos: el tifón Haiyán no vino a hacer poesía.

martes, 12 de noviembre de 2013

Hay

Hay una tristeza buena y una tristeza mala.
Hay un orgullo bueno y un orgullo malo.
Hay una curiosidad buena y una curiosidad mala.
Hay una ambición buena y una ambición mala.
Hay una ira buena y una ira mala.
Hay una inquietud buena y una inquietud mala.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Ser un guepardo

Ser un guepardo-lorisperezoso-elefante-león, para ser rápido, para ser lento, para ser soportador, para ser fuerte.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Sí, lo soy

¡Qué ejemplo nos dan los enfermos crónicos y más si además son plurienfermos! R, con 54 años, me dijo hace un rato: “Pregúntame lo que no tengo”, con una amplia sonrisa, la que siempre lleva. Cuando ya se iba le dije: “No pierdas esa sonrisa”. “No, puedes estar seguro”. Y “eres un ejemplo”. “Sí, lo soy”, contestó sin sombra de infatuación.
Su sonrisa-risa es su salvavidas, su paraguas, su flotador, la que le permite ser barona de Munchausen siempre en pie, al menos mientras está a la vista y le toca a ella ser la animadora, que le toca tantas veces. Después, a solas, en su habitación, tiene todo el derecho a venirse abajo, y a llorar, y a ponerse triste, a ser por unas horas columna rota sin fuerzas para mantenerse erguida.

jueves, 7 de noviembre de 2013

La misericordia

Sin la misericordia que tenemos unos con otros, soportándonos, tolerándonos, aguantándonos, callándonos, ¿cómo sería posible la vida?

miércoles, 6 de noviembre de 2013

martes, 5 de noviembre de 2013

¿Por qué?

Todos mis sufrimientos pasados han quedado encajados, pacificados, recogidos, excepto el de aquellos largos meses de uno de los años en que viví en Salamanca: éste no, se resiste, sigue enarbolando su “¿por qué?”

lunes, 4 de noviembre de 2013

El geniecillo de Oriente

Sigo preguntándome por qué me maravilló tanto el encuentro con Jiménez Lozano. Estaba con muy buenos amigos, cierto, y a la sombra de un árbol en el jardín de su casa en una tarde apacible, igualmente cierto, dos cosas maravillosas. Y estaba con don José Jiménez Lozano: ésta es la razón principal. Pero, ¿por qué encendió todas mis bombillas? ¿Por qué se hizo una especial luz? Había algo nemoroso, como si me encontrarse ante un papá Pitufo que hubiese salido de su casa en el bosque a revelarnos cosas extraordinarias, el jefe de los siete enanitos hablándonos, todo entusiasmado, del rubor de las mejillas de su dulce Blancanieves, un geniecillo con su lámpara de Oriente oliendo a seda y plantas medicinales, el maestro Yoda, adelantado en virtud y en sabiduría, haciendo fulgir su espada. Todo esto, sí, y mucho más.

miércoles, 30 de octubre de 2013

¡Oh!

Cuántos y qué grandes serían nuestros “¡ohs!” si, chas, en un abrir y cerrar de ojos, todas las pinturas al fresco que decoraban las catedrales y demás construcciones religiosas románicas apareciesen de repente. No nos lo creeríamos, literalmente, nos parecería estar soñando. Yo pude gozar de este “¡oh!” en Laguardia, maravilloso pueblo del sur de Álava, que un amigo y yo podríamos decir que descubrimos porque no sabíamos absolutamente nade de él; por no saber, no sabíamos ni que existía. Hubo pues ya un “¡oh!” inicial nada más llegar a él. Pues bien, al entrar en la iglesia de Santa María de los Reyes nos dimos de bruces con uno de los pocos pórticos policromados que se conservan en España. El deslumbramiento fue total. Si ya el románico en sus momentos cumbre es deslumbrante, imagínenselo con sus rojos, amarillos, naranjas, azules: el no va más.

martes, 29 de octubre de 2013

Ingenuos

Un buen lote de ingenuos, todos los que no saben que existe el mal, le es indispensable al mundo para seguir respirando.

sábado, 26 de octubre de 2013

Pilato

Si no encontrabas en él ninguna culpa, ¿por qué lo mandaste azotar? ¿Por qué no impediste que le pusieran en la cabeza una corona de espinas y lo abofeteasen? ¿Por qué lo expusiste después al gentío, macilento y desangrado? ¿A qué jugabas, Pilato, a buscar la verdad? ¿Y lo sabes, sabes tú qué es la verdad?

viernes, 25 de octubre de 2013

Machado

Machado es más que un poeta: una monedilla del alma, del olmo una hoja verde, una clepsidra, un hijo de la mar, una espina en mi corazón clavada, un poquito de exageración, la verdad que voy contigo a buscar, el borde del sendero en el que un día nos sentamos, mi corazón y el mar.

jueves, 24 de octubre de 2013

Las pequeñas manías

Las pequeñas manías que cada uno tiene, inocentes, caprichosas, que no son problemáticas ni para uno mismo ni para los demás, son también ejercicios de libertad.

No existiría LA LIBERTAD si no existiesen las libertades, empezando por las más diminutas, el cepillo de dientes que pongo así, los pantalones que doblo asá, y otras miles de cosas, o cosillas.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Se fió de mí

La fe es de ida y vuelta: el hombre cree en Dios y Dios, mutatis mutandis, cree en el hombre. “Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que (...) se fió de mi”, le dice San Pablo a Timoteo.

lunes, 21 de octubre de 2013

More bestiarum

More bestiarum, a la manera de los animales, decía San Agustín del sexo” (Carlos Fuentes, En esto creo). Es decir, feo, feo a la vista. A mí por lo menos no me resulta agradable el espectáculo de dos animales copulando. El de un hombre y una mujer, en su pura exterioridad, no diría yo que es esencialmente hermoso, pero cuando es en verdad tierno y amante revienta de belleza.

sábado, 19 de octubre de 2013

El reloj despertador

Del 11 al 18 de septiembre se celebra todos los años la novena a la Virgen de la Saleta en Siador, una parroquia a dos kilómetros de Silleda. Hay dos turnos, uno por la mañana temprano y otro a la caída de la tarde. El de la mañana reúne a un buen número de personas que va andando hasta el santuario y rezando el rosario. Una de ellas es mi madre, lo que la obliga a levantarse a las seis y cuarto. Los dos primeros días, por no molestarme a mí, no puso el despertador, lo que le impidió dormir para que no se le pasase la hora. Al tercer día me pidió que se lo pusiese tras explicarme el asunto. La reñí: “Pero mamá, si estás harta de saber que a mí no me despierta ni la bomba atómica”.
Después pensé si yo habría hecho lo mismo: no, creo que no lo hubiera hecho; habría activado la alarma del reloj desde el primer día. Esta “pequeña” diferencia es una “inmensa” diferencia: el amor de mi madre es más grande que el mío.

viernes, 18 de octubre de 2013

Los clavos

¿Cómo no se desgarraron tus manos mientras tu cuerpo, colgado en la cruz, tiraba con todo su peso hacia abajo? Pudieron más los clavos, mientras a ti te desgarraba una tensión infinita.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Escribir

Cuando digo que me dedico dos horas a escribir digo que me dedico dos horas a esperar tener algo que escribir, cosa que muchas veces no ocurre. Me pongo siempre en posición de parto, pero son muchas las tardes que nada sale a la luz porque nada se engendra en mí.

martes, 15 de octubre de 2013

El torpor

Tocó el despertador, que ponía fin a una siesta que apenas me había adormecido. Fue entonces cuando, más que acostado en la cama, me sentí atornillado a ella por una gravedad tan infinita que pensé que jamás lograría levantarme. Un torpor pesadísimo se había apoderado de mí. Imágenes extrañas, en las que parecía que me deslizaba y caía de la cama, ocupaban mi mente.

lunes, 14 de octubre de 2013

Es oscura

La noticia de que he sido llamado es oscura. La noticia de que he sido enviado es oscura. La noticia de que estoy obedeciendo es oscura. Toda la claridad cae del lado de Dios.

sábado, 12 de octubre de 2013

Los puentes

No sólo hay que tender puentes sino mantener seguros los que ya están tendidos. La erosión y la carcoma aprovechan la noche, nuestro descuido, para hacer su ronda.

viernes, 11 de octubre de 2013

El día y sus razones

¿Para qué empeñarse en la gran gesta y el divino entusiasmo si el día nos lo niega? Si nos viste de pobre, aceptémoslo con la misma alegría que cuando nos viste de ricos. 

jueves, 10 de octubre de 2013

Recomendados

M. reza por todos aquéllos que se lo piden. Ella los llama “mi lista de recomendados”. Yo le “recomendé” dos hace un tiempo y hace unos días me preguntó qué tal les iba. “Pues francamente bien”, le dije. “Es que una quiere saber si sus gestiones han tenido éxito”, me respondió muy en su estilo, con francachela divina.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Bien mirado

El lugar en el que se está es el lugar desde el que se ve y por eso es siempre una atalaya desde la que miramos lo que nos rodea, oteamos lo que se encuentra un poco más lejos, divisamos el horizonte. Somos en todo momento miradores, atentos unas veces, desatentos otras. ¿Cómo se mira sin secuestrar aquello que se mira, honrando su independencia? Si todo es bien mirado todo es bien dicho, apreciado unas veces, despreciado otras.

martes, 8 de octubre de 2013

Poderoso mar

Durante el verano el mar se domestica en las playas, se hace humano para los humanos, piscina grande para que pequeños y grandes disfruten de él. Nadie dice “voy al mar” sino “voy a la playa”. Sólo cuando la playa se retira, o cuando de ella se retiran los hombres tras terminar el verano, vuelve el mar a ser mar pues necesita estar solo para serlo, alta mar, mar profundo, poderoso mar. Es posible entonces contemplarlo, de soledad a soledad.

lunes, 7 de octubre de 2013

Voy a contar un chiste

Mi sobrina Martina, que acaba de cumplir seis años, sabe que hay una relación de causa efecto entre contar un chiste y reírse pero no sabe que el chiste, para que resulte gracioso, tiene que serlo. Lo que ella ve es que alguien cuenta algo -un chiste- y que los que lo escuchan se ríen, sin que llegue a caer en la cuenta de que no cualquier cosa es un chiste. Por eso, cuando cuenta un chiste de su invención cuenta cualquier cosa y, si se da el caso de que no se lo riamos, queda confusa porque para ella todo lo que viene a continuación del “voy a decir un chiste” es siempre un chiste. Y en su cabecita lo es, claro, y en la nuestra a su modo también por ser ella quien lo cuenta.

viernes, 4 de octubre de 2013

Una varita mágica

Su apariencia da una idea de su infelicidad: los hombros caídos, el andar pesaroso, el pelo y la barba cubriéndole la cara con desaliño, un rostro sin ánimo. En cierto sentido no deja de ser un personaje siniestro, capaz de protagonizar una tragedia que diese salida a su frustración. Dado los padres que tiene, su herencia genética no es desde luego la mejor de las herencias. Si existiesen varitas mágicas redentoras uno no tardaría ni un segundo en usarla para transformarlo en una persona que caminase con la espalda recta, la cabeza y los hombros aupados, el rostro alegre y afeitado y cortado y lavado el pelo: para empezar, un nuevo fenotipo. Después, el resto: un trabajo digno, buenos amigos, una vida autónoma, un lote de felicidad.

jueves, 3 de octubre de 2013

Su dicha, mi dicha

El encuentro de su media naranja y la formalización con ella de una relación estable por parte de mis amigos y amigas -pienso en X, en Y, en Z- me han causado una inmensa alegría en estos últimos años. Me sorprendió muchísimo la primera vez que me vi embargado de tal manera, sentirme tan dichoso al ver que era tanta la dicha amorosa de estos amigos míos. El “me alegro mucho por ti” fue en tales casos absolutamente cierto y exacto, sin ningún tipo de sombra. De alguna manera sus amores eran mis amores. Deseo fervientemente que consigan que no mueran mientras no mueran sus vidas.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Hay que poner nombre

Hay que poner nombre a la bolsa que se desliza empujada por el viento,
a la mujer que remolca su gordura hasta el automóvil que la espera,
al joven que sale seguro de su coche con toda la vida por delante,
a la somnolencia mía que no quiere ser vencida por el sueño,
al clip que saco de una caja plateada para prender unas estampas,
a las nubes que hoy por fin nos protegen del sol,
y a estas palabras que hoy no saben amañar más que su pobreza.

lunes, 30 de septiembre de 2013

La etiqueta

La etiqueta en una prenda de vestir nos informa de algo sobre ella pero no la suplanta. De hecho, el espacio que ocupa en alguna de sus costuras es mínimo. Lo mismo debiera ocurrir con las etiquetas que se le adjudican a las personas: informarnos escuetamente de algunos de sus perfiles. Lo que es escueto debe quedar siempre como tal y nunca puede ser tomado como el todo al que apunta. Si etiquetar a una persona consistiera siempre y sólo en esto, no tendría por qué ser un problema. Sin embargo lo es, y de ello ya da cuenta el hecho de que la expresión tenga una connotación negativa. Al convertirse la nota en libro, el apunte en cuadro, la persona queda del todo explicada y encerrada en el espacio mínimo de la etiqueta: su complejidad ha sido expulsada y nosotros entonces, eximidos de la dificultosa tarea de entrar en detalles, la cortamos con la misma facilidad con que, con una tijera, cortamos la silueta que hemos dibujado en un papel.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Bautismos de verano

El verano es tiempo de bautizos. Si entre los invitados hay chicas jóvenes, las veremos pidiendo a gritos un Hola que las retrate: tacones de vértigo, vestidos que dejan a veces al descubierto una gran parte de la espalda y una gran parte de las piernas. El pasillo central de la iglesia se convierte de pronto en una imprevista pasarela. Y ellos, de traje y con corbata, apuestísimos.
En tiempos pasados a uno le salía el Bloy que llevaba dentro y recusaba lo que le parecía estar viendo, una presentación en sociedad del, o de la, recién nacido, o nacida, más que un ingreso consciente y consecuente en la comunidad cristiana. De un tiempo a esta parte mi Bloy y sus exigencias de lucidez se han atemperado y me sale la parte buenista con sus entrañas de misericordia. Me ayuda a ello la solicitud del bautismo para su hijo o su hija que X, el nuevo párroco, les hace leer al padre o a la madre desde el ambón y en el que se hace mención a “la debilidad de nuestra fe”. Esta expresión es harto necesaria dado lo que uno presencia, dejando aparte lo que haya en el fondo del corazón, sólo por Dios conocido y juzgado. Y lo que uno presencia, por ejemplo, es que sólo en muy contadas ocasiones los padres comulgan, e igualmente los padrinos.
¿Por qué los bautizan? Por satisfacer a los abuelos de las criaturas; por un “por si acaso” que uno oyó en una ocasión y que me lleva todavía hoy a preguntarme ¿por si acaso qué?; por la inercia de una tradición que aún tiene un gran tirón y que exige cumplir el trámite; y, ¿por qué no? y ojalá que así sea, por un poquito de fe que, aunque desinformada y mal formada, sigue haciéndose un hueco dentro de sus almas.
Si los requisitos que pide la iglesia a los padres que quieren bautizar a sus hijos son mínimos porque sus entrañas de misericordia son máximas, uno desearía por ello mismo que los representantes de la primera les leyesen a los segundos toda la cartilla sin saltarse ni una coma: una presentación completa y diáfana de lo que es el bautismo y de aquello a lo que se comprometen desde el momento en que éste tiene lugar.
¿Cuándo X e Y, padres cristianísimos, tendrán un hijo y podrá uno entonces asistir a un bautizo en toda regla, lúcido, entrañable, a la altura de las circunstancias, en el que cada palabra pronunciada sea una palabra sentida y pensada? Ojalá que pronto. Mientras tanto, tiene uno que conformarse con lo que hay, que es poco, muy poco, poquísimo.

jueves, 26 de septiembre de 2013

¿Siguen los niños...

¿Siguen los niños buscando grillos?
¿Siguen los niños subiéndose a los árboles?
¿Siguen los niños cazando saltamontes?
¿Siguen los niños pillando mariposas?
¿Siguen los niños descornando vacalouras?
¿Siguen los niños haciendo bolas de barro?
¿Siguen los niños construyendo cabañas en el bosque?
¿Siguen los niños buscando nidos?
¿Siguen los niños asando panojas?
¿Siguen los niños jugando a la pídola?
¿Siguen los niños jugando a “me quiere, no me quiere, ¡¡me quiere!!”?

martes, 24 de septiembre de 2013

Desnudo

Hay momentos en que quisiera poner el reloj a cero y no saber nada: volver a ser ingenuo, como un niño, volver a ser inocente, como un santo.
Hay momentos en que me pesan las cosas y quisiera desnudarme, como lo hizo san Francisco: “ligero de equipaje”, o incluso sin ninguno, ir “como los hijos de la mar” (Antonio Machado).

lunes, 23 de septiembre de 2013

Terapeutas

A los maestros de la sospecha, Feuerbach, Marx, Freud, Nietzsche, hay que agradecerles que descubrieran la grasa del cristianismo, su colesterol malo, que funcionaran como hígado y fueran en este sentido desinfectantes, raticidas, terapeutas.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Una lectura lenta

¿Quién lee despacio? ¿Qui-én ha-ce es-to? El verso reclama una lectura lenta, también el párrafo meditativo. En la novela y el ensayo se puede correr un poco más.
Ángel me dijo más de una vez que, entre los varios beneficios posibles, uno de los que podrían obtener sus alumnos de griego cuando traducen un pasaje de Homero es el de aprender a leer despacio. Sólo por esto ya les habría valido la pena. Y supongo que le vale a todo aquel que traduce, y más si no domina la lengua que quiere trasvasar a su propio idioma.

La reciente lectura de la obra de Christian Bobin, Le Très-Bas (El bajísimo), me impuso esta demora porque me encontró bastante torpe, como si fuera la primera vez que tuviese entre mis manos un libro en francés. Ello me obligó a detenerme casi en cada palabra, en cada sustantivo, en cada adjetivo, tanto que casi me di por vencido. Pero, a Dios gracias, me puse cabezón y la lentitud exigida acabó siendo un aliado, no sólo porque así hacía más mía la lengua de nuestros vecinos, sino porque me convirtió en un lector al que terminó por apasionarle esta lectura despaciosísima.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Me lo pide el cuerpo

“Me lo pide el cuerpo” es una expresión asumible si uno piensa en la profundidad con que lo dota el cristianismo. Sería equivalente a decir “me lo pide el alma”.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Hacer el amor

¿Hubo un tiempo en el que en vez de “follar”, “me la tiré” o “me lo tiré” se decía “hacer el amor” aun cuando sólo se hiciese el sexo? Si lo hubo, fue un tiempo mejor que el nuestro.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Ergonomía

Créanme, un cuerpo relajado y bien puesto es buena medicina. Prueben a sentarse con la espalda siempre erguida, los hombros levantados y echados hacia atrás, las plantas de los pies bien apoyadas en el suelo, la mandíbula destensada, caída. Las manos, si no están ocupadas, que descansen sobre las piernas. Hagan de esto un hábito y ya nunca querrán estar de otra manera, y tampoco el alma, me parece, lo querrá.
También es importante que no se dejen encorvar ni echar barriga, o por lo menos no demasiada barriga. Anden pues con la espalda bien recta, los hombros como ya señalé arriba y el estómago metido hacia dentro. Al principio les costará un poco pero después sentirán que es el cuerpo quien se lo pide pues ya no se encontrará, ni se encontrarán, a gusto de ningún otro modo.

martes, 17 de septiembre de 2013

Ancha es Castilla

Ancha es Castilla y también profunda, grávida, ligera. Castilla y lo castellano es lo histórico-español por excelencia, pues en ella se apoya España, nace de ella y a ella debiera volver una y otra vez.
La generación del 98 redescubrió Castilla y así la quiero yo en mí, siempre redescubierta, esta vez en Ávila, al hilo de Pedro Berruguete y su retablo del monasterio de Santo Tomás, del infante don Juan, el hijo de los Reyes Católicos muerto a los 19 años de edad, del monasterio de la Encarnación, donde profesó Santa Teresa y del que fue priora durante tres años, de la iglesia de San Vicente, de su magnífica muralla, de la catedral y sus esculturas de alabastro, de Fontiveros, cuna de San Juan de la Cruz, de don José Jiménez Lozano y de Alcazarén, la villa en la que vive.
Donde la luz es Ávila, reza el título de un libro, y reza bien, muy bien.

lunes, 16 de septiembre de 2013

El cielo en Castilla

Me había olvidado de cuán extenso es el cielo en Castilla. Sin montañas que lo acorralen, se alarga hasta un horizonte mucho más lejano que el de Galicia. Las puestas del sol, por la misma razón, obtienen mayor holgura, más profundidad, y las nubes, más espacio.
El hombre que nace, vive y muere aquí tiene por fuerza que ser distinto que el que nace, vive y muere en Galicia.

viernes, 13 de septiembre de 2013

El hombrecillo

Don José Jiménez Lozano nos espera sentado y leyendo un libro junto a la puerta de su casa, al otro lado de la verja. Es un hombre muy bajo y viste un elegante traje de color canela. Aurora le entrega a su mujer, doña Dora, de Adoración, una tarta de chocolate que ha hecho ella misma. “Para los nietos”, le dice, tras escuchar sus cariñosas protestas.
Nos sentamos en el jardín, cada cual con la consumición que nos ha ofrecido doña Dora. Le pedimos que se quede con nosotros y así lo hace. Corre el aire, todavía no muy altanero. El autor de Sara de Ur lleva puestas unas gafas de sol, que se quita un poco más tarde. Vemos entonces sus ojos azul claro, vivísimos. Las intervenciones más largas del diálogo que se entabla entre nosotros corren a su cargo. Hablamos de muchas cosas: de literatura, de arte, de política, de educación, de historia. Yo lo escucho extasiado: ¡me encuentro ante una leyenda viva de la literatura española! Su mirada recorre las nuestras. Cuando se detiene en la mía yo me cuelgo en la suya, con ansia de encuentro.
Dos horas más tarde, a las siete, el viento comienza a ser molesto y doña Dora nos invita a entrar. La conversación continúa en el escritorio de su marido, ordenado y atestado de libros, acaso más íntima. Resulta muy gracioso ver cómo don José Jiménez Lozano se encrespa y pega un brinco en la silla cuando su esposa atempera alguna de sus observaciones.
A las ocho decidimos marcharnos. Fuera de la casa, a pocos metros de la verja, se repiten los apretones de manos. Yo soy el último en estrechar la del maestro. Obtengo entonces un maravilloso regalo: retiene durante un buen rato la mía, mientras nos dirige unas últimas palabras. Dada su poca altura, tengo que inclinarme un poco para poder sostener la suya.
Ya en el coche de vuelta a Ávila, G., el marido de Aurora, dice: “yo de mayor quiero ser como él”.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Me podría pasar horas

Me podría pasar horas sentado en el Panteón de Roma mirando el óculo central de su cúpula.
Me podría pasar horas contemplando el retrato de Baltasar de Castiglione, de Rafael.
Me podría pasar horas mirando el rostro de Glenn Close, mientras la echadora de cartas le cuenta lo que ellas revelan, en la película Cosas que diría con tan sólo mirarla, de Rodrigo García.
Lo bello, lo revelador, lo fascinante: todo se aúna en los tres casos para que una emoción infinita me envuelva y me penetre sin dejarme ya nunca.

martes, 10 de septiembre de 2013

Lo nuevo y lo antiguo

“Ya veis, un escriba que entiende el reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo” (Mateo 13, 52), para que lo antiguo vele por lo nuevo y lo nuevo vele por lo antiguo, pues no es posible sacar el novum si no se saca al mismo tiempo la traditio.

sábado, 7 de septiembre de 2013

La huella del peregrino

Aunque ya en enero se ve pasar a algún peregrino jacobeo por detrás de mi casa, siguiendo la ruta de la plata, la gran oleada tiene lugar en verano. Fui a caminar hace un rato y me crucé con por lo menos cinco. Los que llegan un viernes por la mañana tienen la suerte de encontrar la iglesia abierta, pues están mi madre y otras señoras limpiándola y adornándola con flores nuevas. Son ellas las que les sellan la compostelana. El resto de los días tienen que acudir a un bar, el bar Toxa.
Mi madre me pone al corriente de su paso y de su origen. Los extranjeros que no entienden el español adivinan sin embargo cuando se les pregunta de dónde son. Responden que de Hungría, de Canadá, de Estados Unidos, de Francia, de Alemania, de Gran Bretaña, de Irlanda, de Puerto Rico... y de distintos puntos de la geografía española.
Para el gremio de la hostelería de Silleda el paso de los peregrinos ha supuesto toda una lotería. Pero no es menor la que representa su sola presencia, el ancho mundo que con ellos viene, la vida que traen consigo y que dejan aquí como un rastro. A cincuenta metros de mi casa, en el chaflán de un edificio se pegó una lámina de pvc en la que se recortaron las letras que componen el siguiente mensaje en gallego: “Se foramos capaces de remontar cara atrás as pegadas dos pasos de cada peregrino...”, seguido por la figura de un peregrino. Debajo se ve un pie de escayola en altorrelieve, flanqueado a izquierda y derecha por el mismo mensaje, ahora pintado, en su versión española e inglesa. El remate, en la parte inferior, es un lema: “Silleda, un alto no camino”, al que subrayan dos flechas amarillas que le indican al peregrino por dónde sigue la ruta jacobea.
“Si fuéramos capaces de remontar hacia atrás las huellas de los pasos de cada peregrino” sabríamos de dónde partieron y por dónde vinieron, que en otro orden de cosas significa saber quiénes son, o mejor, quiénes fueron, cuál era su vida, qué deseaban, a dónde querían llegar.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Dotación y vocación

Hablando de Goethe, escribe Ortega y Gasset: “Ciertamente, sería un error fundamental creer que la vocación de un hombre coincide con sus dotes más indiscutibles (...) A veces, la vocación no va en el sentido de las dotes; a veces va francamente en contra” (Tríptico).
Me chocó esta afirmación la primera vez que la leí. Releída, me choca menos, si bien uno agradecería que Ortega hubiese esclarecido la cuestión citando el ejemplo de algún personaje en el que se hubiese dado tal circunstancia. Bueno, sí cita uno, el mismo Goethe, del que dice: “Hay casos -como el de Goethe- en que la multiplicidad de dotes desorienta y perturba la vocación; por lo menos, aquello que es su eje”, pero uno querría un ejemplo todavía más claro, o completamente claro. A poco que lo piense uno, sin embargo, enseguida le vienen a la cabeza personas que escriben muy bien, que cantan muy bien, que pintan muy bien y que no son sin embargo ni escritores, ni cantantes, ni pintores vocacionales. ¿Cuántas veces no hemos estado ante personas así y les hemos preguntado, o les han preguntado otros, “oye, ¿y tú por qué no te dedicas a escribir, a cantar, a pintar? Tienes dotes para ello”? Exceptuados los casos de vocaciones que no pudieron desarrollarse por cualesquiera circunstancias, parece que tenemos que coincidir con Ortega en que la dote no siempre trae aparejada la vocación. Otro tema es si uno puede estar vocado a algo sin que esté dotado para ello. La lógica impide que respondamos afirmativamente, la misma que está detrás de la plegaria que San Agustín dirigía a Dios: “Dame lo que me pides y pídeme lo que quieras”.
Juan Luis Ruiz de la Peña (1937-1966), que fue mi profesor de antropología teológica en Salamanca y director de mi tesina, tras ordenarse sacerdote en 1961 hizo a la par dos cosas en Roma: doctorarse en teología en la Universidad Gregoriana y completar sus estudios de música en el Pontificio Instituto de Música Sacra, especializándose en piano y órgano, donde obtuvo, si mal no recuerdo, la medalla de oro. Excelentemente dotado tanto para la teología como para la música, se dedicó a la primera con excelentes resultados. Sin embargo, cuando lo acompañé en mi último año en Salamanca a la estación de autobuses en la que cogería el que lo llevase a su queridísima Oviedo, me confesó lo siguiente en la barra de la cafetería: “A mí la teología me interesa pero no me importa”, es decir, me dedico con interés a ella pero no vitalmente, si no interpreto mal sus palabras. Su vitalidad estaba en otra parte, en la música, a la que no pudo entregar su vida, pues entraron en juego nuevas coordenadas: la obediencia sacerdotal a las necesidades de la iglesia, el envío que ella hace, la misión que encarga. En este sentido, en tanto que enviado, que misionado, Juan Luis estuvo vocado a la teología, a la que sirvió con excelencia, y no a la música, para la que estaba igualmente dotado.
Con respecto a lo señalado por Ortega el caso de Ruiz de la Peña no nos sirve como ejemplo porque su vocación eclesial coincidía con dotes indiscutibles. Nos sirve, a su muy particular manera, en tanto que su vida vocacional no coincidió con la música, para la que tenía acaso dotes todavía más indiscutibles.

martes, 3 de septiembre de 2013

L.

Los calores que pensaba haber dejado en Sevilla los encontró aquí durante la primera quincena de julio. El alivio vino después, cuando nos abandonó la ola de calor. A sus 85 años mantiene una tez intacta, sin arrugas, y sigue con su ampliada cintura, a la que sería erróneo llamar panza pues se trata más bien de una redondez. Su nariz es un tanto afilada, como la de mi madre o la de P.
Es un hombre con un rigurosísimo sentido del deber, que no lo atrinchera sin embargo en ningún tipo de dureza prusiana.
De mí, más que conversación espera escucha, lo que no me parece mal en absoluto pues serían demasiados los puntos que debería matizar o de los que tendría que discrepar. Mi cómoda situación de mero escuchante me lo evita.
Si tuviese más información, o mejor, si estuviese dispuesto a tenerla, no hablaría de Franco como habla. Y como él tantos otros, todos los que consideran que con Franco “había más moralidad y no se veían las cosas que se ven ahora". Se trata de una gente que nunca sintió la acucia de la libertad y para la que era mucho más importante que lo que ellos entendían como “valores morales” estuviese bien protegido. A tales efectos, Franco era el auténtico valedor de “Dios y España”.
Creo que tiene un amplio conocimiento de la naturaleza humana. Para esto no le ha faltado una inteligencia bastante comprensiva de la bondad y debilidad del hombre.

sábado, 31 de agosto de 2013

La cometa

Estoy viendo a cuatro adolescentes junto a la escuela de música manejando lo que parece ser el hilo de una cometa. Me asomo al balcón para confirmarlo pero no la veo. “Dios, tiene que estar volando muy alto”. Voy entonces a la terraza para ampliar mi ángulo de visión y, ahora sí, la veo, allá arriba, muy arriba. Pareciera que a esta altura ya debiera tener el derecho de soltarse y volar a su libre albedrío. Pero entonces quedaría a merced del viento, que la llevaría a donde quisiese él y no donde quisiera ella. Su seguridad estriba en no desligarse del hilo que la permite volar sin perderse. Puede sentirse libre gracias a que alguien superior a ella la sostiene.

viernes, 30 de agosto de 2013

La fe insistente

Abraham le pidió a Dios que no destruyese Sodoma si encontraba en ella cincuenta justos, o sólo cuarenta y cinco, o cuarenta, o treinta, o veinte o sólo diez. Abraham insistió e insistió -tras la primera petición vinieron cinco más- para ganar la voluntad del Señor. Esta lectura del Génesis fue la primera de la misa del domingo 28 de junio, el décimo séptimo del tiempo ordinario. El evangelio del mismo día, como un perfecto eco de esa historia del primer libro del Antiguo Testamento, refrenda el derecho que tiene el hombre a mostrarse insistente ante Dios: “Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da (tres panes) por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite”.
Justamente esta fe insistente es la que Jesús se pregunta si la encontrará el Hijo del hombre cuando venga: “... ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche? (...) Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?” Entonces no es ya sólo que el hombre tenga derecho a suplicarle a Dios insistentemente, sino que la fe acendrada, la verdadera es la que está sostenida por la constancia rogatoria, que no termina cuando termina el día sino que continúa durante la noche. Tal es la confianza que Dios quiere que tengamos en él, la que lo haga levantarlo de la cama para atender a quien, siendo ya medianoche, acude a él y lo llama no una sino todas las veces que hagan faltan. Cuanta más impetración más oración, cuanta más oración más fe, cuanta más fe más amor. ¿Cómo entonces no ha de quererlo Dios?

lunes, 26 de agosto de 2013

La hybris de la retórica

El rey Lear cava su propia desgracia al pedirles a sus tres hijas que, antes de entregarle a cada una la tercera parte de su reino, le declaren cuánto es su amor por él . Las dos mayores, Goneril y Regan, mentirosas y aduladoras, se lo declaran ampulosamente, desconociendo que al amor le sienta bien la exageración en tanto ésta no vaya más allá de “un poquito”, como dijo Antonio Machado: “a las palabras de amor / les sienta bien su poquito / de exageración”. Las palabras de Cordelia, en cambio, son escuetas, breves, justas por ajustadas, sin ni siquiera ese “poquito” al que tendría derecho. El rey Lear siente regalado su oído por la verbosidad -¿no acude aquí como una flecha el “palabras, palabras, palabras” de Hamlet?- de sus dos hijas mayores y desatiende el regalo de la menor y mejor de sus hijas, Cordelia, el único que es verdadero porque al, no cegarla la codicia, no necesita expresar su amor con ínfulas que, en este contexto, serían siempre impostoras. En la medida en que se ajusta a su límite, evita la hybris de la retórica y demuestra así que su amor es el más devoto, el más fiel, el más entregado.

viernes, 23 de agosto de 2013

Una plena línea recta

Han pasado tan rápido los años desde que cumplí los 30 hasta que cumplí los 46 -ahora tengo 48 y el tiempo ha ralentizado su paso-, que a veces me parece que nada ha ocurrido en ellos, como si yo hubiera pegado un salto desde una edad hasta la otra. Los treinta primeros en cambio se me aparecen preñadísimos e infinitamente más lentos. ¿Será que éstos fueron los años de la carga de la munición, de lo que uno iba a ser, en tanto que los siguientes fueron los del disparo, cuando uno ya era? Mientras eres boceto y te estás dibujando la vida zigzaguea, sube y baja, se toma su tiempo, mucho tiempo; cuando te has completado y eres ya el cuadro, o un primer cuadro, la vida que en ti se ha logrado parece que lo tuviera todo más fácil y se lanzara, ágil y alegre, hacia delante sobre una plena línea recta.

jueves, 22 de agosto de 2013

Ligeros

El verano se apresta a hacernos “ligeros, como los hijos de la mar”: fuera abrigo, fuera jersey, fuera camiseta, fuera calcetines, fuera bufanda, fuera visera, fuera guantes, fuera zapatos..., fuera todo si la desnudez, rea de la culpa, no nos avergonzase. Y poco queda: una camiseta, un pantalón ligero, unas sandalias. Pesamos menos, somos más.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Protestas de eternidad

Pasa el invierno, pasa la primavera, pasa el otoño, pero el verano no: se queda. En la medida que es la estación del fruto es la estación de la plenitud: sus credenciales son protestas de eternidad.

martes, 20 de agosto de 2013

Noches de verano

En Galicia, tras un día de calor el verano nos regala noches espléndidas en las que se podría dormir al raso sin ningún problema. Uno no llega a hacerlo pero lo que sí hace, si quiere conciliar el sueño, es abrir puertas y ventanas para que circule la brisa. La noche estival entra entonces a través de las mirillas de la persiana y la sensación que le embarga a uno es deliciosa. Es como dormir en una cueva pero a la entrada, para no quedar fuera del alcance de los susurros nocturnos.

lunes, 19 de agosto de 2013

El buen samaritano, el hombre herido

Jesús es el buen samaritano, sin duda. ¿Pero no es también el hombre que yace herido tras sufrir el asalto de los ladrones? En su vida activa, expulsando demonios, curando enfermos, anunciando la venida del reino de Dios, Jesús fue el buen samaritano. En su vida pasiva, padeciendo y muriendo en la cruz, Jesús fue el hombre despojado de todo y abandonado por todos.

jueves, 15 de agosto de 2013

Con el espacio, con el tiempo

Los dos inicios más famosos de la historia de la literatura nos citan uno con el espacio y el otro con el tiempo.
Con el espacio: “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme...” (Don Quijote de la Mancha).
Con el tiempo: “En medio del camino de la vida...” (La Divina Comedia).

miércoles, 14 de agosto de 2013

jueves, 1 de agosto de 2013

¡Valientes! ¡Qué gran fe!

De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; él dormía.
Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole:
-¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!
Él les dijo:
-¡Cobardes! ¡Qué poca fe!
Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma.
Ellos se preguntaban admirados:
-¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!
(Mateo 8, 23-27)

¿Qué tendrían que haber hecho los discípulos para que las palabras del Maestros fuesen éstas: “¡Valientes! ¡Qué gran fe!”? Mantenerse en calma, sin despertar a Jesús. Incluso cuando duerme, Jesús vela.

miércoles, 31 de julio de 2013

Nada de piedra, piedra de nada

El misterio se dice de muchas maneras. No significa lo mismo cuando hablamos del misterio de Dios que cuando hablamos del misterio del mal, el mysterium iniquitatis. Frente al primero, que es abierto, habitable, envolvente, acogedor, “penetrable”, como corresponde a la esencia del amor y del bien, el del mal es impenetrable en la medida en que lo es una roca: pertenece a la esencia del mal devenir pura nada, no ser, no vida, piedra muerta. Penetrarlo es romperlo, volverlo añicos, hacerlo saltar por los aires hasta su disipación total, algo que sólo logrará para todos el Viviente por antonomasia: Jesucristo. 

miércoles, 24 de julio de 2013

La palabra escrita

Cuando tiene lugar un diálogo en la sección de comentarios de la entrada de un blog uno se topa con una limitación irresoluble: la palabra escrita es sólo palabra escrita, sin las ventajas de la palabra hablada. Ningún gesto la acompaña: el tono de la voz, la mirada, la expresión del rostro. Puede ocurrir entonces que una afirmación que suene afilada, incluso navajera, lo sea muy poco o nada en el ánimo del comentador. A rostro abierto, de viva y real voz, el otro “vería” la palabra total, de la que estaría ausente, por seguir con el ejemplo, el corte acerado. Una discrepancia firme y absoluta en un contexto polémico, en su modalidad escrita aparece tan desnuda de rostro y alma que parecerá agresiva, y más si uno no ha sabido tampoco esquivar cierta carga mordiente. Entre amigos, si la sangre llega al río, siempre la amansa el agua de la amistad.

martes, 23 de julio de 2013

lunes, 22 de julio de 2013

La mirada de José Bretón

La mirada de José Breton era cuando menos inquietante. Si pestañease, si se apreciase un mínimo movimiento en sus ojos lo sería mucho menos. Pero no, eran de una fijeza turbadora. Los abría además muchísimo, mas no revelaban nada del alma que los llevaba: tras ellos había encontrado un escondite perfecto.

jueves, 18 de julio de 2013

Coladita

Mi sobrina Martina, de cinco años, está coladita por A., de por lo menos quince. Con qué arrobo, sentada en la hierba, lo contemplaba mientras tocaba en la banda en el concierto del día de la música, el pasado 22 de junio. Al final, cuando subieron al estrado antiguos miembros de la banda y los niños y las niñas que se preparan para serlo en el futuro, entre ellas su hermana Sabela, a Martina debió parecerle que también ella podría subir. Sabedora no obstante de que lo amoroso no quita lo cortés, le pidió permiso a Rafa, el director de la banda. ¿Qué le diría? Él, educadamente, se lo denegó. Todo resultó gracioso y conmovedor.
Más tarde la vimos agarrada a la mano de A., que demuestra ser todo un caballero al no desairarla a las primeras de cambio. Todo esto sucedía “na carballeira das Pedrosas”, marco incomparable, que diría un relator convencional. Cuando llegó la hora de la cena, momento en el que había que separarse, Martina, pretextando amores toda compungida, no quiso hacerlo. “Mira, le dije, para cenar él tiene que estar con su familia y tú con la tuya. Además, si estás detrás de él todo el día puede cansarse de ti”. ¿Quién dijo que los niños no son razonables? La convencí.

miércoles, 17 de julio de 2013

Cerebrar

Contado por un papá.
-Pero vamos a ver, le dijo a su hija pequeña tras una trastada de ésta, ¿para qué tienes el cerebro en la cabeza?
-Para cerebrar mi cumpleaños.

Contado por una mamá.
Nos contó que su hija de pequeña ceceaba. Un día, tras llegar del colegio, le dijo:
-Mamá (con pucheritos y enfadada), los niños en la escuela se meten conmigo porque digo “zí”. ¡Y yo no digo “zí” sino que digo “zí”!
A su hijo le habían dicho, también en la escuela, que todos tenemos en la espalda un ángel de la guardia. Entonces va, se tira de espaldas y le dice a su madre:
-Mamá, ahora tenía que gritar y no gritó.

lunes, 15 de julio de 2013

viernes, 12 de julio de 2013

Fuera de contexto

¿Qué porcentaje de males se evitaría cada día si ciertos textos no fuesen sacados de sus contextos? Se insertan los primeros en los segundos como arraigan las plantas en su tierra, los animales en su hábitat, los hombres en su cultura. Quien realiza tal maniobra les hace decir lo que él quiere que digan, cuando ellos, en su contexto, dicen en realidad otra cosa. Y no es que todo texto tengo que ser referido a la totalidad a la que pertenece para que signifique lo que quiere significar. Algunos son independientes, totales en sí mismos, pero otros no.

miércoles, 10 de julio de 2013

Entrar por el oído


Al primero no le entra por el oído. Al segundo le entra por un oído y le sale por el otro. Al tercero le entra por un oído, se queda un tiempo y le sale por el otro. Al cuarto le entra por el oído y se queda.

lunes, 8 de julio de 2013

Me gusta, no me gusta

Mi amiga S. está haciendo un curso de coaching y en él le pidieron que pidiera a varios amigos suyos que le dijesen tres cosas que le gustaban de ella y tres que no le gustaban. Esto es lo que yo escribí:

Me gusta su genio humorístico, puro chisporroteo verbal, gesto y palabra acompañándose, la expresión de la cara cuando es una payasa. A veces se convierte en una niñita y con vocecita angelical e infantil dice: “venga, porfi, porfi, quiero esto, quiero esto”, y junta los deditos y la boquita se le hace un morrito.

Me gusta mucho su gusto estético: su casa es un primor. Refleja su personalidad, exquisita, juguetona y florida en los usos de los objetos decorativos, en la distribución armónica de líneas y colores, en los bibelots que la identifican a ella y sólo a ella y que ninguna otra persona podría tener: las construcciones ingeniosas, los juguetitos articulables. Tiene una gran inteligencia visual. No en vano es aparejadora.

Me gusta la atención que presta, que presta no que da. Sólo los frívolos y los maleducados se desentienden de atender al otro. Sonia, que está muy lejos de ser frívola y malcriada, ofrecerá de entrada un “hola X., ¿qué tal? ¿cómo estás?” pronunciado con hermosa contundencia y que despeja el camino a lo que vendrá, atentamente, después.
 

No me gusta el modo alambicado con que a veces explica las cosas. “Es que pienso con imágenes y no con conceptos”, me dijo una vez, cosa que yo no entiendo muy bien qué significa aunque algo intuyo. No soy capaz de poner ningún ejemplo para fundamentar esto: si me inventase uno ahora no traduciría exactamente lo que acabo de decir, la ridiculizaría sin duda y parecería que soy yo el alambicado.

No me gusta la fobia que le tiene a las cucarachas: creo que es una debilidad o un miedo al que no quiere enfrentarse. Recuerdo una ocasión en la que, de noche, nos encontramos con algunas. Se asustó muchísimo y le parecieron gigantescas. No eran gigantescas, por supuesto: su fobia las sobredimensionaba. Estoy convencido de que lo podría superar si se pusiera a ello.

Tiene otro tipo de contundencia, que a mí me parece afilada aunque bien sé que no lo es y que no me gusta: que haya suprimido el “usted” por el “tú” cuando se dirige a una persona mayor y desconocida. Yo sé que su intención es buena y está bien asentada. Quiere abrir de entrada una cercanía con todos: “todos somos hijos de Dios”, me contestó un día cuando yo le recriminé su uso indiscriminado del tuteo. Tiene razón, pero a mí sigue sin gustarme que lo haga.

viernes, 5 de julio de 2013

El grupo de viento metal

A medida que avanzaba la sombra, el grupo de viento metal -cuatro trombones y una tuba- avanzaba también para escapar de ella y ponerse de nuevo al sol. Es lo que acababa de ver desde mi cuarto. A unos cincuenta metros de mi casa, al otro lado de la calle, está la Escuela de Música. De vez en cuando, una vez que llegan las temperaturas que le permiten a uno estar fuera, salen los distintos grupos orquestales a ensayar su parte, unos cuantos compases que repiten una y otra vez. Es agradable sentirlos.
Para nombrar los instrumentos gugleé “instrumentos de viento” y aparecieron. Con todo, para estar más seguro bajé a preguntarles los nombres. De nuevo en mi cuarto, aparté la cortina y vi que uno de ellos estaba ahora en el centro del semicírculo.

jueves, 4 de julio de 2013

Una sola

La muerte, atemorizándonos, nos mata dos veces. Convendría que nos matase una sola.

miércoles, 3 de julio de 2013

Diálogo

Quien dialoga no vence ni es vencido. 

Decimos “tuve una charla o una conversación” y no “un diálogo”: sonaría raro, muy platónico, y nunca mejor. Parece que lo que quiere el diálogo son las grandes ideas, inmanejables si no hay logos, palabra entera y redonda razón, a través del dia. 

A un diálogo entre amigos no le viene mal de cuando en cuando un cosquilleo competitivo por ver quién es más brillante.

martes, 2 de julio de 2013

lunes, 1 de julio de 2013

A cuentagotas

El aforismo, que es una gota, yo lo quiero a cuentagotas. Por eso no me gustan los libros repletos de ellos. Interesado en Gómez Dávila, del que nada sabía, abrí un día un libro suyo en la librería “Follas Novas” de Santiago. Casi me da algo. Un fulgor te alumbra, mil fulgores te calcinan; una mosca es un ronroneo, mil moscas un trueno.

jueves, 20 de junio de 2013