miércoles, 8 de agosto de 2012

Una leona


Parecía un cruce entre un león y Tina Turner. Del primero tenía su melena; de la segunda ciertos aires escénicos, que en la mujer del aeropuerto de Casablanca se volvían montunos y desmadrados. Llamarla un “fenómeno de la naturaleza” no hubiera resultado del todo inexacto: excesiva, abundante, ceñida por su ropa prieta, no paraba de moverse sobre sus tacones inmensos. Desde algún sitio, un punto dulce mantenía sujeto tanto poderío.

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