martes, 31 de julio de 2012

De fuerte pegada


Ir o no ir a misa es también cuestión de gustos y de disgustos, en este caso con respecto al sacerdote: el que gusta puede recuperar a los que se habían marchado por causa del que no gustaba. En el caso que tengo presente es perfectamente entendible. El cura de una parroquia de aldea va envejeciendo y, a causa de la fe infirme y sin humanos asideros de las nuevas generaciones, va perdiendo el atractivo y la capacidad de enganche que ellas necesitarían para no bajarse del barco. Llega el nuevo y, no por nuevo sino por tener lo que esas generaciones precisaban para volver a embarcarse, las recupera. Pasó en C., como pasará en tantos otros sitios, una aldea cercana a Silleda, al morir Don X y venir en substitución de él K, un cura angoleño y saletino de fuerte pegada, cuyo logro debiera ser dar a luz creyentes con una fe que resista de por vida todas las “fealdades” de las humanas y eclesiales mediaciones.

Todo un mérito


No haber hablado nunca mal de nadie con constancia y pulcritud exquisitas es todo un mérito: el de mi madre.

lunes, 30 de julio de 2012

Simpatía de santo


Dice Marañón en su libro sobre el emperador Tiberio que lo que hace que las personas resulten simpáticas o antipáticas es su generosidad o la ausencia de ella, respectivamente. Pero también puede ocurrir que uno sea lo suficientemente generoso -lo suficientemente simpático- como para no advertir, o pasar por alto, esa carencia del antipático, de modo que ya no aparecerá como tal. Generosidad de santo, claro está.

viernes, 27 de julio de 2012

jueves, 26 de julio de 2012

El circuito


Cuando te unes a un grupo que tiene ya sus sinapsis perfectamente establecidas, estás durante un tiempo fuera de juego hasta que, un mucho gracias a la apertura del grupo y otro mucho gracias a las ganas que tiene uno de entrar, te incorporas perfectamente al circuito.

lunes, 23 de julio de 2012

Recurrencias: De lo grande y lo pequeño

El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho (Lucas 16, 10).

Daba grandes sumas en los momentos de calamidad pública (…) Pero era, en cambio, tacaño para la pequeña caridad, la individual y de todos los días (…) Es esta disociación entre la caridad pública y la individual achaque muy común de los grandes filántropos: los que subvencionan con millones copiosos una obra social, pero son incapaces de sacar de su bolsillo una moneda de cobre para dársela con recato y con ternura a quien la pide, sin preguntarle para qué. Ésta es la diferencia entre filantropía y caridad. La filantropía es, sobre todo, cantidad; y la caridad es, ante todo, amor (Gregorio Marañón, Tiberio, historia de un resentimiento).

Y, así como aquellos que no se dirigen a Dios en las pequeñas tribulaciones carecerán de hábito y de recursos para mitigar las grandes cuando se presenten, los que no han aprendido a pedirle cosas pueriles carecerán seguramente de toda disponibilidad para pedirle cosas grandes (C.S. Lewis, Si Dios no escuchase. Cartas a Malcolm).

miércoles, 18 de julio de 2012

Besos hablados


El considerado beso más largo de la historia del cine ocurre en Encadenados, de Hitchcock, y sus protagonistas son Ingrid Bergman y Cary Grant. Hay que precisar, sin embargo, que el beso en cuestión no es todo él beso en sentido estricto sino que entrevera palabras que se susurran dentro del espacio mínimo que dejan entre sí las bocas cuando apenas suspenden su contacto. Podríamos llamarlo un “beso hablado”. Otros dos “besos hablados” los ofrece Hitchcock en La ventana indiscreta, protagonizados por Grace Kelly y James Stewart. El beso de la pasión, en su frenesí, no admite trenzados de ningún tipo; el de la ternura sí, y es ella por tanto la que se expresa en estos besos hitchcockianos, pues, sin ánimo frenético, sabe alargarse y abrir espacios para palabras que apenas se pronuncian.

(La bisagra)

sábado, 14 de julio de 2012

Un ser que recibe


El hombre es un ser que recibe: recibe el ojo, recibe el oído, recibe la nariz, recibe la boca, reciben las manos, recibe la mente, recibe el corazón, recibe el alma, recibe el espíritu. Tendría que echar el cierre a todos sus sentidos para que no fuese así, que es tanto como decir que tendría que morir.