miércoles, 13 de junio de 2012

La campanilla


Introduzco el dedo meñique en la campanilla. De un lado están los estambres y el pistilo, que también hace las veces de badajo. Del otro, una alfombra blanca moteada por puntos cuyo color violeta es más oscuro que el de la propia campanilla. Dentro de ella la abeja se encuentra muy a gusto porque nadie la ve. Observo que en la entrada hay unos pelitos blancos, muy finos. ¿Constituyen una pequeña defensa, un ejército minúsculo? Agito el tallo y no oigo las campanadas. Lo vuelvo a agitar acercándolo más a mi oído y sigo sin oírlas. ¿Las sentirán los insectos? Mi campanilla se ha soltado. Ahora tiene dos aberturas; la del otro lado es más pequeña. Miro a su través y lo que se ve se ha reducido de tamaño.

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