miércoles, 18 de abril de 2012

Sexo sin amor


En los encuentros sexuales presididos por el único interés de procurarse placer, ¿se peca contra la dignidad del cuerpo y del sexo, a los que sólo el amor situaría a su verdadera altura? ¿Contra la de este mismo amor, que se vería así desplazado por el mero deseo? ¿Contra la dignidad de los dos sujetos, que perderían en este primer peldaño su vocación más alta? ¿Se rebaja el ser humano cuando practica el sexo sin amor? ¿Tiene que esperar a que se encienda esta segunda vela para no abrasarse en la de la mera apetencia del otro? Tales encuentros, cuando no gozan de la plenitud que ciertamente sólo el amor les otorga, ¿siempre y en todo caso son torpes? ¿Hay sólo culpabilidad y ninguna inocencia en el libre juego de los deseantes?

2 comentarios:

Cristina Brackelmanns dijo...

Muchas preguntas...
A la del final, yo diría que a la vez primera, puede; a la segunda, creo que ya no.

Jesús dijo...

Estoy de acuerdo contigo, CB. A la segunda ya comienza el "comercio carnal".