viernes, 6 de abril de 2012

Pietas


Se abraza con fuerza, con toda la ansiedad de su viejo corazón, al palo del que cuelga su hijo. “¡Si pudiese ser yo el mástil en que tú ondeases, oh hijo mío! Entonces no palo sino cuna sería para ti, tálamo, seno tuyo para siempre”.
¿Obtendrá su piedad este ansiado milagro? Algo, sobre el fondo de la noche, parece forzar esta solución sobrehumana.

3 comentarios:

Miriam dijo...

El dolor de la Madre al ver sufrir al Hijo
Y el del Hijo al ver sufrir a su Madre.
Ufff, tiene que ser más que terrible.

Cristina Brackelmanns dijo...

Qué hermosura estas dos puertas. Abrazado al palo, sobre el fondo de la noche, como esos arcos de colores.
Qué hermosura, muchas gracias.

Jesús dijo...

Este "Pietas" lo rescaté del baúl de los recuerdos, revisando cosas pasadas. Este era su sitio.

Gracias, Miriam.
Gracias, CB.