Creo que
tiene mucha razón Francisco Umbral cuando dice que “quizá el tiempo de los
filósofos no sea otro que el tiempo de los meteorólogos. El clima me parece la
epifanía del tiempo metafísico”. Cada estación tendría entonces su propia metafísica, que no sería otra que su
propia física. Y, al final, debiera triunfar la de la primavera y el verano,
eclosión y plenitud de la vida, frente al apagamiento y muerte del otoño y el
invierno.
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