lunes, 30 de enero de 2012

El refugio

Al que busca refugio en una página en blanco no le queda otra que construirlo.

Suma y sigue

Humillación tras humillación, y no hablo de las extraordinarias sino de las muy ordinarias de cada día, va uno aprendiendo a ser humilde. No hay rebeldía que valga. Pero no hay que olvidar que su fin es dejarnos enaltecidos sobre buena base, que no es otra que la Verdad.

sábado, 28 de enero de 2012

Viejos

Desde luego la decadencia de los años bien que nos prepara para la resurrección, porque más feos no nos puede poner. De un tiempo acá soy sensible a esto, y más que ancianos veo viejos. Los otrora frescos rostros pierden su tensión y se descuelgan. ¡Horribles papadas de unos, arrugas mil de otros, decadencia en todos! También yo me vi mayor por primera vez este año en las fotos de Camerún, con unas feas patas de gallo. ¿Bella la arruga? ¡Ja! Y viene entonces, más que como verdad como defensa, aquello de que la belleza es interior etc., etc. ¿Me he puesto ya a suspirar por un cuerpo glorificado?

El pecado y la muerte

Decimos de la muerte que es “algo natural”. En cierta medida lo es, y debiera serlo en toda, pero la aparición del pecado lo ha impedido. Por él, todas las uniones que constituyen al hombre se han agrietado, también la que tiene con la muerte, que tendría que ser el pasaje delicioso -la hermana muerte de San Francisco de Asís- por el que hombre saldría de este pequeño paraíso (el que debiera ser este mundo) y entraría en el grande. Productor de todas las rupturas: con Dios, consigo mismo, con el hermano, con la tierra, el pecado produjo también la del hombre con la muerte. La que fue paso natural y ascendente en la hora edénica, ha devenido puente roto sobre el abismo. Ahora es la gran enemiga, a la que vamos venciendo.

viernes, 27 de enero de 2012

Isabelle Huppert

Si un director de cine necesita un rostro femenino que refleje cinismo, burla, indiferencia y ultraje, ninguno mejor que el de Isabelle Huppert. Claude Chabrol así lo vio y ahí están, entre otras, La ceremonia y No va más, para comprobarlo. Abundando en lo mismo, sería la actriz que yo elegiría para encarnar a alguien que, varado en un marasmo complaciente, sólo saldría de él atraída por el deseo de cometer unos cuantos crímenes.

jueves, 26 de enero de 2012

Un pacto no escrito

Muchas veces somos demasiado exigentes con las promesas de los políticos. Estos personajes las utilizan para ofrecerse y venderse a los electores.
De todas formas, habría que preguntarse: ¿les toleraríamos que no nos hicieran esas promesas? ¿Realmente votaríamos a un político que confesara sin pudor sus limitaciones, o que reconociese que las dificultades son grandes y que, a corto plazo, no podría resolver los problemas, o que va a exigir grandes sacrificios a la población? ¿Cuántos hombres podrían prometer, como hizo Winston Churchill durante la Segunda Guerra Mundial: «Sangre, sudor y lágrimas»? ¿Admitiríamos que un político nos dijese la verdad con crudeza, y nos exigiese que le aceptásemos?
Muchas veces nos quejamos de que los políticos mienten, pero de forma inconsciente les pedimos que lo hagan. Nunca los votaríamos si dijesen la verdad tal cual es, si no diesen esa impresión de omnisciencia y omnipotencia que todos sabemos que están muy lejos de poseer. De modo que aquí hay una especie de paradoja: por un lado no queremos ser engañados por los políticos, pero a la vez exigimos que lo hagan.
(Fernando Savater, Los diez mandamientos en el siglo XXI)

¡Touché! A la luz de esta reflexión de Savater, qué bien se comprende el guión, del que parece imposible salir, de las campañas electorales. La contradicción del político es una respuesta a la contradicción del elector. Un pacto no escrito entre dos contradicciones.

martes, 24 de enero de 2012

Ya sólo uno

Lo que gano por ser así lo pierdo por ser asá. Una parte de mí estorba a otra parte de mí. Había cobrado la pieza pero enseguida se la comió mi carcoma. A ver si os pongo todos a una, partes mías, unas conmigo y ya sólo uno.

Sancho, Sancho

Ay, Sancho, Sancho, que todo lo de tu amo lo tienes por chifladura y quimera excepto la ínsula prometida. Aquí ya no ves locura sino ocasión de salir bien regalado, así se hable de magos encantadores o de princesas micomiconas. Inoportunísima sería aquí la cordura para tu goloso interés, Sancho amigo.

lunes, 23 de enero de 2012

Recurrencias: in medio no es virtus

Porque bien sé lo que es valentía, que es una virtud que está puesta entre dos estremos viciosos, como son la cobardía y la temeridad: pero menos mal será que el que es valiente toque y suba al punto de temerario que no que baje y toque en el punto de cobarde, que así como es más fácil venir el pródigo a ser liberal que el avaro, así es más fácil dar el temerario en verdadero valiente que no el cobarde subir a la verdadera valentía; y en esto de acometer aventuras, créame vuesa merced, señor don Diego, que antes se ha de perder por carta de más que de menos, porque mejor suena en las orejas de los que lo oyen «el tal caballero es temerario y atrevido» que no «el tal caballero es tímido y cobarde»
(Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, 2ª parte, capítulo XXVII).

Deberíamos tener la audacia de rectificar a Aristóteles.
Es sabido que para Aristóteles la virtud consiste en un término medio situado entre dos defectos contrarios. Y desde Aristóteles todos los virtuosos se curan en salud separándose de dos vicios contrarios. Así, el hombre valeroso se considera situado en el punto intermedio entre la temeridad y la cobardía. El hombre adornado de la virtud de la templanza se felicita de estar situado a igual distancia de la austeridad y del laxismo.
En mi caso, la experiencia de la vida, el análisis de los motivos y de los móviles, la lectura de la historia, la impresión de la ‘disimetría’ de las profundidades me han llevado a rechazar la idea de Aristóteles (…).
Y es que la timidez está en la rampa de la indolencia, mientras que la temeridad conduce a la osadía, al espíritu de empresa. La continencia no ocupa el ‘término medio’ entre el ascetismo y la lujuria; es una forma de lucha contra uno mismo” 
 (Jean Guitton, El absurdo y el misterio).

sábado, 21 de enero de 2012

jueves, 19 de enero de 2012

"Bien mío" es su nombre

El caballo de Don Quijote tiene nombre, Rocinante. El rucio de Sancho no. ¿Olvido de Cervantes? A buen seguro que no. ¿Porque así lo mandaban las costumbres de la caballería? Ignoro esto. ¿Porque no se usaba poner nombre a los asnos? Juan Ramón Jiménez sí que nombró, y bien, al suyo, Platero, pero claro, era el protagonista. No lo era el de Sancho pero sí un secundario de primerísimo rango, a la altura de Rocinante. ¡Y cómo lo quería nuestro escudero!:

“Sancho llegó a su rucio, y, abrazándole, le dijo:
-¿Cómo has estado, bien mío, rucio de mis ojos, compañero mío?
Y con esto le besaba y acariciaba, como si fuera persona. El asno callaba y se dejaba besar y acariciar de Sancho, sin responderle palabra alguna” (1ª parte, capítulo 30).
Ahora caigo. ¿Qué mejor nombre que los que el amor declara: “bien mío, rucio de mis ojos, compañero mío”, y los gestos dicen: “le besaba y acariciaba”? Y Rucio callaba, como callan los muy amados para no estorbar la declaración de amor.

miércoles, 18 de enero de 2012

Sanchopancearse

Bien se ve en Don Quijote de la Mancha que la amistad es dejarse configurar por el amigo. Don Quijote de algún modo se sanchopancea y Sancho Panza de algún modo se quijotiza. Gozar, que no sufrir, la influencia del amigo de buena ley es por tanto argumento de la amistad. Me soniahace Sonia, me alfonsohace Alfonso, me emiliohace Emilio, y a ellos a su vez los susohago: a imagen y semejanza del amigo nos hacemos. Unos para otros somos molde que cubre y alma que habita.

Aliteración

El vigor del virgo de la virtud virginal.

lunes, 16 de enero de 2012

Virtud sin virgo

Le Rochefoucauld fue un exitoso metemanos moral: encontró que las virtudes habían perdido la virginidad. Así supo que su ejercicio no era más que un simulacro de doncellez, el apaño celestinesco de su virgo.

domingo, 15 de enero de 2012

Qué bien se está

Qué bien se está sin ambicionar nada, cumpliendo los deberes de cada día y su abono de felicidad.

sábado, 14 de enero de 2012

Dulce leona

“Aparte del blog, ¿estás escribiendo algo más?”, me preguntan a veces. “Pues no”, contesto. Para más no da mi magín desde hace ya cuatro años. Los libros, libritos más bien, que dé a luz, de persistir este estado de cosas, no serán otros que los que resulten de pasar por el cedazo las entradas y arrejuntarlas en una composición armónica. El que se publicó gracias a Javier Sánchez Menéndez y la editorial Siltolá, Al hilo de los días, fue el primero. No hubo tiempo entonces de un repaso de las entradas del blog más perfectivo del que fue, para lograr que aquél fuese mejor de lo que es. Creo que con Dulce leona, colgado en la columna derecha, he conseguido un conjunto de mayor calidad. Hay entradas que han pasado del primero al segundo sin cambio; otras, con cambio. Las hay que no cupieron en Al hilo de los días y aparecen ahora en Dulce leona. Otras muchas de aquél no han dado el salto a éste porque consideré que ya habían obtenido su lugar en Al hilo y no procedía repetirlas.

Dulce leona pues, a la derecha, para quien guste.
Muchas gracias.

Seré

Seré bailarín, si Dios quiere.
Seré acróbata, si Dios quiere.
Seré tenista, si Dios quiere.
Seré corresponsal, si Dios quiere.
Seré trotamundos, si Dios quiere.
Seré actor, si Dios quiere.
Seré motero, si Dios quiere.

Soy escritor, porque Dios lo ha querido.

viernes, 13 de enero de 2012

Si abunda en carnes

“Si abunda en carnes y guarda las proporciones es la recomendada para los que, más allá del villano placer, buscamos sustancioso deleite. Quítenme allá delgadez, flaqueza, mojama y enjutez, que grande es mi mano y todo eso lo abarca sin conseguir nada.

miércoles, 11 de enero de 2012

El tuétano

Todo lo que no sean las pláticas y aventuras del caballero de la triste figura y de su escudero lo leemos de prisa y con impaciencia, para retornar al asunto de nuestras entretelas, el tuétano sabroso en torno al cual todo es hueso en la novela cervantina. Salen ellos de escena y ya los echamos de menos. Quién sabe si todas las largas digresiones del relato tenían justamente esta intención en la mente de Cervantes, hacernos suspirar por la vuelta al primer plano de don Quijote y Sancho Panza, el tándem más entrañable de la literatura universal.

La suerte de la fea...

Quien vio gigantes en unos molinos y yelmo en una bacía, ¿no había de ver en la fea Aldonza Lorenzo a la más bella de las doncellas? Así hubo de ser, porque, además, ¿qué decir de Rocinante como caballo y de Sancho Panza como escudero, comparados con los que muestran los más altos libros de la caballería? Cervantes, en lo que respecta a la dama del caballero, no se salió tampoco de la lógica del conjunto quijotil. Fea habría de ser, para que la chifladura de Don Quijote obrase la transfiguración.

domingo, 8 de enero de 2012

Por caridad, ¿amistad?

¿Se puede seguir correspondiendo a una amistad por caridad? Fuiste amigo de alguien en unas determinadas circunstancias; éstas desaparecieron y entonces notaste, pasado un tiempo, que lo que ardía en ti con respecto a esa persona se ha extinguido. El interés de él por ti, en cambio, permaneció. Quieres que se dé cuenta de cuáles son ahora tus sentimientos no llamándolo, permaneciendo pasivo, que lea entre líneas, vaya, mas tal cosa no ocurre y no te ves capaz de seguir manteniendo tal actitud. Quieres afrontar el asunto y decírselo. Pero no te atreves, piensas en el daño que eso podría causarle, en la necesidad que pueda tener de ti. Continúas por eso siendo su amigo, mas con la sola caridad de un samaritano. ¿Qué diremos de este ejercicio de condescendencia? Animada por un buen principio, no es lo que una amistad requiere para que sea tal: la correspondencia en la que los dos amigos están al mismo nivel. Condescender no sería corresponder sino salirse de la elipse de la amistad y amar desde fuera de ella como alguien que se ha convertido ya en un lejano. No lo sabe él pero tú sí. Y no deja de ser una ofensa dar caridad a quien espera amistad.

Rojo pasión, roja pasión

En muchas de las películas de Pedro Almodóvar el color rojo desempeña un rol principal: ser un eco, o un subrayado, de las intensas pasiones amorosas que viven sus protagonistas. El traje de Chanel de Victoria Abril en Tacones lejanos, ¿no representa su amor furioso y frustrado por su madre, Marisa Paredes? ¿No cumple la misma función el que viste Carmen Maura en Mujeres al borde de un ataque de nervios, ayudado por el de Rossy de Palma? En el final de Átame el coche, el niqui de Antonio Banderas y el vestido y los pendientes de Loles León lucen diversas tonalidades de rojo; en su inicio habíamos visto el granate de la camiseta de Banderas y el anaranjado fuerte de Victoria Abril. A Carmen Maura, en La ley del deseo, la ciñe un apretadísimo vestido color salmón mientras la riega el bombero en una noche calurosa; antes había arrojado un bolso de color rojo. Y así seguiríamos, sin descontar los bermellones de paredes, cuadros, sillas, persianas, etc. Rojo pasión, roja pasión, la del cine de Pedro Almodóvar.

viernes, 6 de enero de 2012

Cuando la vida no es cotidiana


La vida difícilmente puede ser cotidiana en situaciones extremas de dolor y penuria. Si no hay alivio y se vive siempre sobre el filo de la navaja, el sobreesfuerzo que exige cada día vivir impedirá ese mínimo de control de la situación sin el cual la vida es anormal. Habrá una rutina sin paz, desencajada, en la que la vida, más que fluir, andará a trompicones, en un puro arresto por sobrevivir.

jueves, 5 de enero de 2012

Ese calor que te falta


Ese calor que te falta te lo da él, ¿no? Es cierto que no te corresponde, por no estar en su mano, en otras facetas que para ti son importantes. Yo te diría que intentaras pasarlas por alto si, aun no sintiendo por él un amor intenso, lo quieres lo suficiente como para pensar que, en el futuro, podrías ir queriéndolo más. Y no pretendas tampoco un riguroso quid pro quo. Nunca se recibe todo lo que uno espera recibir; tampoco tú le vas a dar muchas de las cosas que espera o esperará de ti. A día de hoy, es cierto, su interés por ti es mayor que el que tú tienes por él, pero creo percibir que el tuyo es mayor de lo que tú piensas. Todavía estás muy acomodado y encantado en tus independencias para poder verlo. Y lo estarás siempre, sí, pero no te darán nunca ese calor que te sigue faltando.

lunes, 2 de enero de 2012

La luz


La luz de las casas de enfrente, la del campo que te separa de ellas, la del cielo, enorme: todo es luz, y tú tienes los ojos cansados.

domingo, 1 de enero de 2012

Limpiamente


Volver a las palabras que nombran las cosas de cada día, fuera de todo aderezo, limpiamente, a las personas cuyas vidas cotidianas sólo podrían ser referidas por escribidores sin ínfulas literarias. La desnudez de la cosa, la sencillez de la persona, la claridad de la vida, palabras son, sin artificio.