martes, 1 de noviembre de 2011

Bajo la lluvia


El paraguas es un utensilio decididamente adulto. A los adolescentes y los jóvenes les importa tres pitos mojarse. Su despreocupación frente a la lluvia les confiere un aire cinematográfico, una vez que se cae en la cuenta de que en el cine ocurre otro tanto de lo mismo: si llueve, los protagonistas nunca tienen paraguas, para que todo resulte más dramático, o emocionante. Bien lo sabía Gene Kelly cuando, bajo la lluvia, bailó de lo lindo pasando olímpicamente de su paraguas. Y el beso de Audrey Hepburn y George Peppard, magníficamente empapados en la escena final de Desayuno con diamantes ¿quién sería capaz de cargárselo cubriendo a sus protagonistas con un inoportuno y estúpido paraguas? Ya digo, a la vuelta de los 30, si llueve, un nada cinéfilo paraguas.

2 comentarios:

Fernando dijo...

Está muy bien reflejado, Suso. Por ello, no hay imagen más desolada que ver a una adulto caminar descubierto bajo la lluvia, sin prisa, con la mirada perdida, comprende uno que debe tener grandes penas o grandes preocupaciones.

Jesús dijo...

Tiene tanta lluvia por dentro que no le molesta la de fuera.