miércoles, 17 de febrero de 2010

El mundo viejo ha pasado

El alegre es para el triste.
El justo para el pecador.
El agraciado para el desgraciado.
El cuerdo para el loco.
El configurado para el desfigurado.
El rico para el pobre.
El feliz para el desdichado.
El grande para el pequeño.
El afortunado para el miserable.
El íntegro para el deshecho.
El ilusionado para el desmoralizado.
El sano para el enfermo.
El libre para el esclavo.
El enhiesto para el caído.
El consolado para el desconsolado.
El pacífico para el violento.
El redimido para el irredento.
El veedor para el ciego.
El cerco en que están los segundos lo rompen los primeros, en su ansía por salvarlos. El grito de lo segundos rompe el cerco de los primeros, en su ansía por salvarse. Todos quedan dentro de la misma casa: no hay entre ellos compartimentos estancos. La oveja perdida va a lomos de la oveja ganada, cada herido tiene a su porteador: es una la caravana. El paraíso abraza a Auschwitz, Edén al Gulag.
El hijo de Dios se hizo hombre, se hizo pan, se hizo muerte, se hizo infierno… se hizo cielo, victoria, resurrección. ¡Aleluya! “Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado” (Apocalipsis 21, 4).

2 comentarios:

Cristina Brackelmanns dijo...

Un cielo nuevo y una tierra nueva. Una tierra nueva, Suso. ¿Tú te has parado a pensarlo?
Una tierra nueva, con sus ríos y sus árboles, con todas las bellezas que nos ha ido anticipando, un mundo a estrenar...
Yo creo lo mismo que tú: que todos juntos. No sé cómo será posible que la víctima lleve a lomos al verdugo (que pasará a ser la oveja perdida), pero creo que será. ¿Cómo el que conoció aquí el infierno podría ser dichoso sabiendo que siguen existiendo infiernos?
No lo sé, es todo muy misterioso, pero hay algo que te dice que eso de los buenos y los malos, lo negro y lo blanco, los indios y los vaqueros, es sólo cuestión de falta de perspectiva. Y sin embargo...

Jesús dijo...

En ese "sin embargo..." está toda la maravilla del misterio, o el misterio de la maravilla.